Lado B
¿Es la tecnología opuesta al desarrollo mental?
Eran los primeros días del mes de enero de 2005 cuando, después de veintinueve años volví a pisar el salón de clases de preparatoria, pero con una pequeña diferencia: aquel día de junio de 1976 en que lo pise por última vez, yo era el alumno con grandes proyectos e ilusiones ya que en unos días más, seria universitario.
Por Lado B @ladobemx
07 de abril, 2014
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José Luis Henríquez Rodríguez del Riego

Eran los primeros días del mes de enero de 2005 cuando, después de veintinueve años volví a pisar el salón de clases de preparatoria, pero con una pequeña diferencia: aquel día de junio de 1976 en que lo pise por última vez, yo era el alumno con grandes proyectos e ilusiones ya que en unos días más, seria universitario. Ahora yo era el profesor (y muy nuevo por cierto) de dos grupos de alumnos que estaban empezando esta nueva etapa en su educación, y yo sería su “socio” en tan importante proyecto.

La asignatura en cuestión era Matemáticas I (Álgebra para ser precisos), una materia que junto con Física y Química, siempre ha sido considerada (por muchos e incluso por mí en los albores de mi educación) como el “coco” de las materias, sin embargo yo sabía que, con empeño y constancia, se podía llegar a dominar.

Todo pintaba bien (al menos aparentemente) ya que era un curso en el que, por ser de los básicos, no debería presenta mayor problema su explicación por mi parte, y mucho menos su entendimiento por mis alumnos ya que todos (o casi), cuando enfrentamos nuevos retos al avanzar por la vida, los vemos con entusiasmo y optimismo.

Apenas había pasado la primera semana de clase cuando, ¡Oh sorpresa!, algo paso y nos empezamos a atorar, resulto que al multiplicar 7 por 7 el resultados no era el esperado 49, sino por el contrario parecía que estábamos en un mercado y comenzaron las negociaciones y regateos, pues algunos decían 47…54…74…e incluso los de mayor poder adquisitivo llegaban a ofrecer hasta 77. Entonces me di cuenta que algo estaba pasando, y si no lo corregíamos de inmediato el resultado al fin del semestre sería desastroso, por lo cual, ni tardo ni perezoso, envié de tarea diez planas, una por cada tabla de multiplicar del 1 al 10. La respuesta de los padres fue casi inmediata y unánime: Profesor, ¿Tan mal se porta mi hijo que le dejo de castigo 10 planas de las tablas?, obviamente respondí, que no era castigo. Aunque ustedes lectores no lo crean, este tema de las operaciones aritméticas que era de segundo de primaria (al menos en mis épocas), actualmente parecía haber sido reemplazado por algún artilugio o ingenio electromecánico e fines el siglo pasado, léase: calculadora, celular, PDA, o laptop. No necesito contarles lo que sucedió cuando llegamos  las operaciones con fracciones (quebrados), y mucho menos a los porcentajes. Pero como ya se imaginarán, los resultados en equivocaciones no fueron muy distintos a los mencionados.

Imaginémonos por un momento en una galaxia muy, muy lejana (cualquier parecido con el planeta tierra es mera coincidencia), donde todas nuestra actividades fueran regidas e algún modo por las matemáticas.

Son las 7 de la mañana, el despertador suena, tenemos 1 / 4 de hora para bañarnos, otro para vestirnos, nos queda 1 / 2 hora para desayunar y salir a trabajar en punto de las 8:00 horas;  por cierto, las panquecas del desayuno llevan 3 / 4 de taza de harina, 1 / 2 taza de leche, 1 huevo y 1 / 2 cucharada de mantequilla por cada porción de 3. Salimos a trabajar y la distancia a nuestro trabajo es de 20 kilómetros, por lo que tenemos que ir a 40 km/hr pues la entrada es a las 8:30 horas, al mediodía vamos a comer al restaurante, pero antes pasamos a la tienda departamental pues es el día de la gran venta anual con descuentos desde el 5 hasta el 50 por ciento, compramos un traje que tiene un descuento del 35%, 4 camisas al 2 por 1 y un par de zapatos al 50% mas un 25% adicional por ser artículo de la temporada anterior  a todo esto le tenemos que sumar el riguroso 15% del IVA. De ahí al restaurante y al pagar la cuenta, tenemos que darle el 10% de propina al mesero, nos subimos al auto y nos damos cuenta que solo nos queda 1 / 8 de tanque de gasolina y tenemos que pasar a la estación y…así podrimos continuar la historia hasta la hora de dormir, misma que con ciertos cambio sutiles se repetiría al día siguiente.

¿Qué  pasaría si no tuviéramos eso conocimientos de matemáticas junto con la habilidad de aplicarlos para elaborar “tan complicados” cálculos que ni el mismo Newton, Pascal o Einstein serían capaces de resolver?, ¿Tendríamos entonces, que tener en todo momento una computador portátil con funciones avanzadas de cálculo e internet para poder preparar las panquecas, calcular el tiempo para alistarnos, calcular la velocidad del auto, el IVA, etc.?

No estoy en contra de la tecnología, por el contrario la apoyo y me sirvo de ella como un elemento importante para realizar todas las actividades de mi vida diaria, pero existe conceptos que debemos de conocer y manejar con soltura.

Es necesario que tomemos conciencia de la importancia que tiene el conocimiento de las matemáticas para efectuar todas nuestras actividades diarias, y además, es nuestra responsabilidad hacer conciencia sobre las generaciones de jóvenes que vienen empujando detrás de nosotros (entre ellos nuestros propios hijos). Sin las matemáticas se nos complicaría la existencia pues, como se mencionó, en todo momento los números y la manera en que se relacionan, solamente pueden ser tratados mediante su aplicación. Esto además de nuestra habilidad de efectuar cálculos en forma mental y manual, pues no siempre vamos a contar con algún artefacto que lo haga por nosotros. Además de que con esto ejercitamos nuestro cerebro y lo volvemos mas ágil, teniendo como resultado el que podamos dar respuestas más rápidas y más acertadas a las situaciones que se nos presentan diariamente, sobre todo en el mundo actual en que los cambios se presentan a velocidades cada vez mayores.

*Ha laborado durante 10 años en el área de docencia, tanto en Profesional como Preparatoria, en las áreas de matemáticas y administración. Actualmente es Director de Seguimiento Académico en la Preparatoria  y profesor de preparatoria y profesional del Tec de Monterrey Campus Puebla. Es Ingeniero Industrial y de Sistema con Maestría en Administración de Instituciones Educativas.

Jose.henriquez@itesm.mx

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