Santiago. Chile parece haber aprendido algunas lecciones del terremoto y tsunami de 2010, y las aplicó con éxito la noche del 1 de abril cuando otro sismo sacudió el extremo norte de este país.
Con miedo por el movimiento más fuerte de los últimos años, los afectados salieron hacia los cerros, separados por no más de dos kilómetros del océano Pacífico, luego del alerta de tsunami del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada.
Pero, pese al temor, casi un millón de personas implementaron con éxito y eficacia la evacuación, y los seis muertos fueron por ataques cardíacos o aplastamiento.
El terremoto de magnitud 8,2 se produjo a la hora GMT 23:46 y fue el más fuerte de una serie de temblores que se han sucedido en el norte desde el 1 de enero.
“Estábamos en nuestro departamento, ubicado en el tercer piso de un edificio. Nos abrazamos con mi hija y mi esposo. De pronto, las ventanas se reventaron y nos comenzaron a caer vidrios en la espalda. Fue terrible”, contó a Tierramérica una habitante de la norteña Iquique, instalada ya en una zona alta y alejada de la costa.
“Hemos aprendido mucho, y muchos de los elementos que no funcionaron correctamente en 2010 ahora han funcionado a la perfección”, dijo a Tierramérica el director del Centro Sismológico Nacional, Sergio Barrientos.
Cuatro años atrás, “hubo un colapso del sistema de monitoreo sismológico y solamente pudimos entregar información acerca del terremoto un par de horas después”, explicó.
“En esta ocasión, pese a que se trata de un terremoto mucho más chico, pudimos entregar la información necesaria a los minutos siguientes de ocurrido”, completó.
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