Lado B
Censura sutil
Los censores en el periodismo son tan sutiles que incluso parecen una regularidad, algo que es “normal”. Pienso por ejemplo en la agenda informativa de los medios de comunicación, donde hay una línea conductora de los temas que se han de abordar en ese medio. No hay, entonces, una independencia del reportero, de ese que anda a pie cubriendo una agenda informativa.
Por Lado B @ladobemx
07 de abril, 2014
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Susana Sánchez Sánchez

Los censores en el periodismo son tan sutiles que incluso parecen una regularidad, algo que es “normal”. Pienso por ejemplo en la agenda informativa de los medios de comunicación, donde hay una línea conductora de los temas que se han de abordar en ese medio. No hay, entonces, una independencia del reportero, de ese que anda a pie cubriendo una agenda informativa. Hay, sin embargo, periodistas entrones, de esos que les brota por dentro una fuente del oficio: contar las cosas como son, por muy crudas que sean; pero hay veces que se olvidan de quién es el dueño de su medio y se va toda su chamba por la borda.

Recién estaba conversando con alguien del diario El Heraldo de Puebla, y me sorprendió conocer que no tenían una agenda informativa, sino que el reportero podía proponer temas. Y después pensé que no es tan sorprende, por lo menos en Puebla, porque entre los medios tradicionales –no meteré en este costal a los digitales–, hay unos cuyos discursos han hecho una afronta al gobierno de Rafael Moreno Valle. Son medios que justamente parecen no tener un subsidio en materia de publicidad por parte del estado (vienen a mi mente La Jornada de Oriente, Intolerancia y El Heraldo de Puebla), y están apareciendo en la escena pública como periódicos que cuestionan al poder o le dan voz a grupos que son minoría o que están cuestionando las acciones morenovallista.

No es que esos medios de buenas a primeras fueran ‘contestarios’ o ‘antipoder’, sino que sus presupuestos fueron rasurados o reducidos. Viéndolo de otra manera, el gobierno en turno les hizo un favor: obligarlos a buscar otros temas informativos o a rascar la información, hasta al grado de ser los medios incómodos para el gobierno. Por supuesto, no aplaudo que la administración morenovallista ponga vetos a esos medios con la información, porque eso habla de un gobierno autoritario que brinda la información a contentillo de sus intereses políticos o económicos, porque tampoco es que este gobierno no quiera tener cabida en los medios de comunicación, por supuesto que lo quiere e incluso lo paga con el erario, pero no para ser cuestionado.

A la clase política en general parece no gustarle ser cuestionada, de acuerdo con el informe 2013 de la organización Artículo XIX, hubo 330 casos documentados de agresiones en contra de periodistas, y seis de cada diez agresiones fueron hechas por funcionarios públicos. En este México, a veces basta con que alguien de las esferas del poder, por ejemplo un político, le marque al dueño o al director editorial de un medio de comunicación para avisarle que el reportero de su empresa mediática hizo preguntas inapropiadas o fotografió cosas que no debía (entiéndase cosas que podrían dañar la imagen de un funcionario público o poner en entredicho sus funciones)… Basta esa llamada para que el trabajo de un reportero se quede en el limbo y nosotros, el público, ni nos enteremos. Y ni modo que se ponga el reportero con Sansón a las patadas, ¿se imagina usted si lo hace? Le dan baje. Los chavos que deciden entrar al campo periodístico, antes que emocionarse de ver su nombre en los créditos, deberían ponerse truchos y saber de qué lado político, económico y hasta religioso batea  el dueño de un medio de comunicación… esa es la primer investigación periodística que debería hacer un novato.

Ante las prácticas de censura sutil en el periodismo, el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el artículo 13 de Convención Americana sobre Derechos Humanos; o el artículo 6 de la Constitución Mexicana, que se refieren al derecho de la libertad de expresión, parecen chistes sobre democracia y formación de opinión pública.

Me parece que la libertad de expresión, en la práctica, es una aspiración, pues una de las principales afecciones del derecho a la libertad de expresión es que los estados, bajo el argumento de que algunas publicaciones dañan la honra, el honor o la reputación de un particular o de un país, censuran la difusión de materiales de investigación o artísticos, cuando se supone que la voluntad política de los gobiernos o la puesta en marcha y la protección de los derechos humanos en el seno de cada Estado, depende inicialmente del estado de normas y reglas que fundan y rigen la vida en sociedad, por lo menos así lo sugiere la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos», lo que implica la existencia del estado de derecho y la formación de la sociedad democrática.

En tanto que los derechos humanos son inherentes a los seres humanos, cuando éstos son violentados, debemos defenderlos, incluso enfrentando a los que ejercen el poder dominante (por ejemplo, el dueño de un medio de comunicación o algún político). En México existe un  estado de derecho, en tanto impera una ley, a la que gobernados y gobernantes nos sometemos, sin embargo, en la vida cotidiana de los mexicanos, las leyes parecen estar de adorno, a veces porque no las conocemos y otras tantas porque nuestras garantías son violentadas por un Estado democrático que actúa como un estado autoritario. Considero que en este punto de quiebre es donde los mexicanos debemos intervenir, apelando al respeto de las leyes que nos cobijan a todos. Hay que recordarle y exigirle al Estado mexicano que respete la Constitución, la cual no debería estar al contentillo de la clase política o de las minorías empresariales. En el Estado de derecho ES fundaméntela exigir respeto a la libertad de expresión de los periodistas, y de todos nosotros como ciudadanos.

*Estudiante del posgrado en Sociología-BUAP.

Cualquier discrepancia, precisión, duda o recomendación, escríbale al correo: susanita19mx@yahoo.com.mx

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