Lado B
Mirar la muerte
¿Por qué nos enseñan a evadir la mirada de los cuerpos muertos?
Por Lado B @ladobemx
01 de noviembre, 2013
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Calaveras2

Chispillatronik

@chispillatronik 

A medida que el autobús avanzaba, sentía en el estómago una tensión. Sentimientos encontrados: mirar o no mirar. Los otros pasajeros del autobús se abalanzaban a las ventanas para ver qué había ocurrido, los pasajeros del lado izquierdo se levantaban de sus asientos, se movían para lograr ver algo.

Desde mi ventana se lograba ver un auto rojo tipo chevy, causante de la desviación del tráfico en la carretera. Mi mente continuaba en un debate sobre mirar o no mirar, los nervios incrementaban a medida que el autobús seguía avanzado.

Pasó por mi cabeza el recuerdo de cuando era pequeña, viajaba de Apizaco a la ciudad de Puebla en el auto con mis padres, era el día de Todos los Santos. Una camioneta repleta de jóvenes rebasó el auto de mi padre. -Estos van como locos, escuché murmurar a mi padre. Unos cuantos kilómetros después, el tráfico en la carretera obligó a mi padre a bajar la velocidad a vuelta de rueda. Era un accidente. Recuerdo que cuando nuestro  auto estaba a punto de pasar frente a la escena, mi madre nos gritó: ¡Niñas, tápense los ojos! Me llevé las manos a la cara en el acto, pero no pude evitar mirar entre las aberturas de mis dedos. Habían varios cuerpos jóvenes esparcidos por la carretera, inertes y con sangre.

Foto: Enrique Metinides

Foto: Enrique Metinides

Mientras recordaba la sensación que tuve días después de ver esa escena, decidí que no era más una niña y que asumía las consecuencias de mirar por la ventana pese lo que pudiera encontrar, y así enterarme de lo que había ocurrido. Las manos me sudaban. El auto estaba destrozado del lado izquierdo por la parte delantera. Observé el cuerpo de una chica, era la conductora, estaba prensada entre el volante y el asiento. Un brazo lo tenía en lo alto, era muy delgado, por él corría sangre, se veían algunos vidrios que estaban encajados en una piel que lucía suave. Era una imagen que me confundía, el cuerpo inerte de la chica parecía plácido, como si durmiera.

En el auto habían dos pasajeras en la parte de atrás, además de otra chica que iba como copiloto. Todas tenían los ojos cerrados. Todas tenían sangre. Todas lucían bronceadas y con coquetas playeras sin mangas, probablemente regresarían de Veracruz. Parecían estar dormidas. Sentí escalofríos por pensar que era una de las imágenes mas bellas que mis ojos han visto. Cuerpos inertes, juveniles, hermosos rostros, ya sin vida, con tanta sangre.

En el autobús la gente murmuraba, se arremolinaban torpemente a las ventanas, como insectos a la luz. Se escucharon algunas exclamaciones, ¡Dios mío!, ¡Pobres de sus padres!, ¡El señor las tenga en su gloria!…

Pasamos frente a esa imagen tan rápido pero a la vez mi vista era una cámara lenta, recorría pequeños detalles como ver los rostros de todas ellas perfectamente maquillados, los labios rojos y rosas. Me cuesta trabajo  gestionar los sentimientos sobre esa imagen. Debo confesar que siento un poco de culpa, pero a la vez me pregunto sobre estos sentimientos contrariados.

¿Por qué tengo ese sentimiento de culpa? ¿Por qué creemos que es morboso ver de frente la muerte?  ¿Por qué nos enseñan a evadir la mirada de los cuerpos muertos? ¿Por qué los medios de comunicación y la Medicina están autorizados a ver y examinar un cuerpo muerto? Tal vez mi madre pensaba que no podríamos gestionar una imagen como esa a tan temprana edad. Tampoco se imaginaría que varios años después las comidas familiares estarían acompañadas de noticieros que exhiben y naturalizan cuerpos calcinados, torturados o violentados en nombre de la ilustración de la nota periodística.

Evadir la mirada de los cuerpos sin vida puede significar evadir la propia idea de nuestra muerte, ¿por esto preferimos no mirar? Mirar fijamente un cadáver. La muerte parece un silencio que nos grita demasiados significados sobre la vida, y deja un hueco profundo. Ya no me resultaban cuerpos muertos, ni humanos, eran verbos trascendentales, era un tipo de perfección entre naturaleza, violencia y cambio.

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