Lado B
El maestro de la calle
El urbanismo es para mí el maestro de la calle. Cuando las obras públicas tienen intenciones de futuro contienen sólidos conocimientos sociológicos, psicológicos, entre otros, y cuando son utilizadas por las personas, todas aprenden a convivir civilizadamente. Así que no importa la procedencia social o económica,cuando un espacio está pensado para la convivencia, éste educa.
Por Lado B @ladobemx
25 de noviembre, 2013
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Héctor Rodrigo

@HectorRodrigo

“Donde hay educación, no hay distinción de clases” Confucio.

El urbanismo es para mí el maestro de la calle. Cuando las obras públicas tienen intenciones de futuro contienen sólidos conocimientos sociológicos, psicológicos, entre otros, y cuando son utilizadas por las personas, todas aprenden a convivir civilizadamente. Así que no importa la procedencia social o económica,cuando un espacio está pensado para la convivencia, éste educa.

¿Te parecen familiares algunas de estas frases?

  • La vía pública da preferencia a los que tienen automóvil.
  • La seguridad solamente se consigue pagando.
  • En los fraccionamientos cerrados se vive más seguro.

Cuando hablamos de distinción de clases ni siquiera es necesario dividir a las personas por su poder adquisitivo, aunque las circunstancias en México nos conducen a distinguir que los que menos tienen son los marginados del sistema tradicional del desarrollo de las ciudades.

La planeación urbana provoca el encuentro entre los seres humanos. Recientemente tuve la oportunidad de estar en Nueva York, y sólo como ejemplo entre muchas ciudades en el mundo, y pude ser testigo de lo que significa vivir la ciudad: no hay fraccionamientos, no hay bardas que pretendan dar seguridad, no hay puentes peatonales, y tampoco hay baches, ni semáforos inteligentes. Las normas en la vía pública educan a los ciudadanos; la civilidad en la calle no es más que el respeto a los demás.

Todos seríamos peatones

Si no eres virrey de estos lares mexicanos habrás tenido el papel de peatón alguna vez (por tu salud espero que muchas):

¿Has sentido la violencia de quien te avienta el coche para que te apures a caminar?, ¿has subido a los terribles puentes peatonales?, ¿has visto cuántas banquetas tienen acceso para sillas de ruedas?, ¿has caminado en alguna calle en la que no quepan dos personas sobre la banqueta?, o peor aún, ¿has caminado sobre calles sin banquetas?

Ese es el México para desvivir en la ciudad. Por ejemplo en nuestra Puebla:

  • Si conocen el Camino Real a Cholula han de saber que la supuesta banqueta tiene más obstáculos que todos los juegos de Mario Bros juntos.
  • Y si se te ocurriera atravesar la Vía Atlixcáyotl, ¿cuánto debes caminar entre un puente peatonal a otro?
  • ¿Y el Periférico?… ¡Prohibido! Ni lo intentes, no está hecho para el ser humano.

Caminar es la primera vocación de transporte del ser humano, ¿por qué nos lo hacen más difícil? Para qué invertir tanto en hacer calles, pavimentarlas, bachearlas, pintarlas y forzar a que cada vez más personas tengamos un automóvil, si podríamos fomentar el libre tránsito en medios sustentables, más económicos e igualitarios.

La obra pública a la mexicana se ha encargado de ampliar más las brechas sociales en lugar de reducirlas. Cuando vayas manejando, piensa que los peatones son todos tus familiares, amigos, vecinos, tú mismo, y dales el trato que les darías a ellos.

Si las cosas se planearan bien, todos preferiríamos ser peatones.

Regenerar espacio

La creación o regeneración de espacios urbanos debe ser la prioridad, pues en las ciudades mexicanas se ha pecado demasiado en planear poco y arreglar peor. Hay una excesiva alabanza al rey automóvil y un indignante trato al ser humano.

En Nueva York se han rescatado espacios como Chelsea, Soho o Brooklyn que antes eran deplorables, sucios o violentos, y hoy son el lugar más deseado para vivir de los más ricos del mundo, y pueden estar seguros de que no se parecen en nada a La Vista o a Lomas de Angelópolis. Si una ciudad como Nueva York pudo corregir, una ciudad media como Puebla todavía tiene oportunidad de hacer las cosas bien.

El urbanismo es educativo, obliga a la convivencia, fomenta el respeto, incentiva la puntualidad, se delimitan los propios derechos y las obligaciones que cada uno tiene. Motiva a la obediencia de la ley.

High Line en el Distrito de Chelsea en la ciudad de Nueva York.

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