Foto: Carlos Rocha

Carlos Rocha

@rochapress

Pasadas las 8 de la noche del lunes 4 de noviembre, Ernesto Osorio hizo el corte de caja y cerró su negocio –la dulcería Arcoíris- por última vez.

Guadalupe Victoria es un pueblo chico, un municipio con poco más de 16 mil habitantes, localizado a una hora de la capital del estado de Puebla, donde a Ernesto Osorio Cervantes lo conocían como “hombre de bien”, que daba trabajo cuando podía, cooperaba con la comunidad, asistía a misa los domingos y no tenía enemigos.

Sin embargo ese día, el lunes 4 de noviembre, lo mataron cuando iba para su casa. En la esquina que hacen las calles 7 norte e Independencia quedó su cuerpo a bordo de la camioneta Nissan pick up que supuestamente se negó a entregar a un grupo delictivo, y por la que le dispararon. Dicen las autoridades que traumatismo craneoencefálico producido por proyectil de arma de fuego fue la causa de muerte.

En la versión oficial se dijo que tenía 30 años; sus conocidos dicen que apenas llegaba a los 27.

Foto proporcionada por los pobladores de Guadalupe Victoria

Junto con la vida de Ernesto se acabó la paciencia de los habitantes de Guadalupe Victoria, ante una serie de delitos que desde hace tiempo se han venido cometiendo. Si para el gobierno fue una persona que perdió la vida tras un supuesto asalto, para sus paisanos fue un hombre bueno que no debía morir, razón suficiente para tomar y quemar la Presidencia municipal, y de paso la casa del alcalde, Felipe Cortés Hernández, y la clínica de su propiedad.

Dos semana antes el secretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas Rosas, estuvo en Guadalupe Victoria y minimizó las denuncias, a pesar de que los habitantes le aseguraron que ya existen grupos de policía comunitaria en cada uno de los barrios: no confían en los 16 uniformados municipales.

“En los bajos mundos se encuentra de todo, desmantelamiento de vehículos, coches robados, trasiego de droga, secuestros”, resume un agricultor desde el interior de su casa con la condición de no publicar su nombre.

En este escenario, los habitantes de Victoria consideran que la única salida es que la federación voltee a ver a Puebla, que no se encuentra muy lejos de lo que sucede en otros estados de la República.

La Secretaria General de Gobierno informó, la noche del día siguiente, que la Procuraduría General de Justicia de Puebla (PGJ) logró la detención de cinco personas vinculadas con los hechos violentos que se registraron en el municipio de Guadalupe Victoria, Puebla.

Sobre la muerte de Ernesto Osorio Cervantes, no se dijo nada más.