Lado B
Tras dos años del desastre, reiniciando Fukushima
 
Por Lado B @ladobemx
17 de octubre, 2013
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Suvendrini Kakuchi*

Tokio. IPS.- La vida de la japonesa Ayako Oga cambió en forma dramática cuando el terremoto y el tsunami dañaron cuatro reactores de la planta nuclear de Fukushima Daiichi hace dos años y medio. Ella y su esposo se vieron obligados a abandonar la aldea de Ookuma Machi.

Hoy con 30 años, esta agricultura se convirtió en una destacada activista del movimiento antinuclear japonés y lidera a cientos de personas afectadas por la tragedia del 11 de marzo de 2011 que protestan contra la intención del gobierno de reactivar los reactores de la planta.

El primer ministro Shinzo Abe, quien impulsa a toda costa una agenda económica conocida popularmente como “Abeconomía”, declaró el mes pasado que “reactivaremos las plantas de energía nuclear siguiendo los estándares de seguridad más estrictos del mundo”.

Oga, alojada con otros cientos de evacuados  a 100 kilómetros de la planta, en la localidad de Aizu Wakamatsu, ve sus peores temores hechos realidad.

Pero está determinada a impedir los planes del gobierno. “Tengo que presentar la evidencia del lado oscuro de la energía atómica”, dijo a IPS.

La oposición a los reactores nucleares llegó a su momento más alto tras la tragedia de Fukushima. En una encuesta realizada en julio de 2012 por el periódico Tokyo Shimbun, 80 por ciento de los 3.000 consultados se manifestaban en contra del desarrollo atómico.

Esto no sorprende, considerando que el desastre desplazó a 85.000 personas, contaminó varias porciones de tierra y afectó los ingresos de agricultores y pescadores.

Sin embargo, Oga y otros activistas podrían perder la batalla ante la fuerte presión del gobernante Partido Liberal Democrático y las grandes corporaciones, que desean reactivar los reactores argumentando que son necesarios para afrontar la crisis energética y sostener la economía.

Los 50 reactores atómicos japoneses, que abastecen 30 por ciento de las necesidades energéticas del país, están clausurados por diversas razones, incluyendo inspecciones de rutina.

Japón, la tercera economía más grande del mundo, con un producto interno bruto de 5,96 billones de dólares, importa casi 90 por ciento de su energía, y por eso tiene un déficit comercial de 10.500 millones de dólares.

Para ganar apoyo público, el gobierno publicita las medidas de seguridad que aplicará para reanudar la producción atómica.

En septiembre de 2012 se creó la Autoridad de Regulación Nuclear, de carácter independiente, conformada por científicos y expertos en seguridad.

La preside el científico Shunichi Tanaka, natural de Fukushima, quien dijo en cierto momento que el gobierno y la Compañía de Electricidad de Tokio (Tepco), que operaba la planta, estaban “tanteando en la oscuridad”.

Las nuevas disposiciones de la Autoridad entraron en vigor en julio y se basan en el principio de “defensa en profundidad”, que exige fortalecer los niveles de seguridad tres y cuatro y crear un sistema de prevención ante una pérdida simultánea de todas las funciones de protección en caso de terremotos, tsunamis y otros impactos externos.

También se requiere a los operadores que constaten si existen fallas sísmicas antes de construir reactores, y que instalen murallas de protección antitsunami más altas y salas de control adicionales.

La población japonesa parece estar aceptando ahora estas promesas de seguridad reforzada. Otra encuesta, esta vez realizada por el diario Asahi Shimbun en julio, reveló una gran caída del rechazo a la energía nuclear: 40 por ciento de los 1.000 entrevistados dijeron apoyar la reactivación de los reactores, contra 37 por ciento registrado en febrero.

El científico Mitsuhiko Tanaka, quien ha trabajado por años en el diseño de reactores, comparó la campaña antinuclear con la lucha entre David y Goliat.

“Los activistas se enfrentan a un gobierno poderoso y a corporaciones ricas que procuran justificar la energía nuclear”, dijo a IPS. “Tienen la influencia necesaria en la opinión pública japonesa, para la cual lo que importa es la ganancia económica”.

El experto criticó la campaña del gobierno para reactivar los reactores.

“Además de la falta de transparencia en el procedimiento, un punto clave es que las autoridades todavía no revelaron científicamente cuál fue la causa real del accidente de Fukushima”, señaló.

Muchos científicos critican la explicación oficial de que el tsunami, con olas de entre 13 y 15 metros de altura, bastó para dañar los reactores, y exigen evidencias más sólidas.

*Continue leyendo el texto completo de la periodista Suvendrini Kakuchi, publicado en IPS Noticias, en el siguiente link.

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