Amira George

Por siglos a la humanidad le ha intrigado qué es lo que pasa después de la muerte, concepto con el que se han creado paraísos celestiales y religiones que en ocasiones llevan hasta a suicidios masivos.

Esta idea, además, ha llevado a crear uno de los géneros de terror/ciencia ficción favoritos por muchos, incluida la pequeña niña geek que escribe estas líneas: zombies.

Siempre que veo una imagen de un zombie me pregunto si a eso se refieren los religiosos cuando hablan de que cuando sea la segunda venida de Jesucristo los muertos se levantarán de sus tumbas. Si es así, espero estar del lado de los que despiertan, nada más para darle un buen susto a uno que otro conocido.

Ahora bien, ¿Qué más geek puede haber en este mundo que una serie de zombies basada en un comic?, en mi opinión nada, es por eso que cuando en 2010 se anunció el lanzamiento de The Walking Dead una parte de mi se emocionó tanto como si alguien hubiera dicho que Santa Claus era real.

Y después de tres temporadas, algunos melodramas en la trama de la serie, algunas varias muertes de personajes, la serie sigue siendo eso, el paraíso más allá de la muerte para los geeks de hoy, mañana y siempre.

El comic original, que también se llama The Walking Dead salió en octubre de 2003 y hasta la fecha sigue siendo publicada, pero fue en 2009 que la cadena de televisión AMC -la responsable de joyas como Breaking Bad-, compró los derechos para llevar a los personajes a la pantalla chica.

Al inicio la serie recuerda a la película 28 Days Later, pues ambas inician cuando el personaje principal despierta en un hospital después de haber estado en coma y se encuentra los restos del apocalipsis zombie.

Este es el caso de nuestro cowboy principal Rick, quien antes de todo esto fue el sheriff de un pequeño pueblo, y quien entre los escombros dejados por el paso de los muertos caminantes emprende la busca de su esposa y su hijo, quienes se encuentran con un campamento de sobrevivientes.

Algo pasa con este tipo de series, como sucedió con Falling Skies, de la cual hablé en la entrega pasada, pues mientras la primera temporada es maravillosamente estresante, la segunda entra a melodramas que dan más miedo y asco que un ser putrefacto comiéndose a otro.

Por fortuna para la tercera temporada los escritores retomaron el camino del bien, limpiaron la historia de los personajes que ya no eran soportables, que en realidad en un universo de zombies es algo demasiado sencillo si somos honestos, y nos dejaron el espacio libre para que la cuarta temporada, la cual inicia en octubre, empiece con más gore y zombies para el disfrute de grandes y pequeños.

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