Lado B

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Las redes sociales en Brasil han sido el vehículo mediante el cual las manifestaciones que se han dado desde la semana pasada, han encontrado el espacio idóneo para concertarse.

Aunque diversos medios de comunicación señalan que han bajado su intensidad luego de la concentración de más de un millón de personas del jueves pasado, lo cierto es que han marcado un antecedente de civilidad -pese a los altercados que se registraron entre policía y manifestantes-, ya que considerando el número de manifestantes y los riesgos que representan lograr estas concentraciones, las cifras son muy positivas.

El aumento en las tarifas del transporte fue la gota que derramó el vaso en Brasil, país anfitrión de la Copa FIFA Confederaciones y sede en 2014 del Mundial de Futbol y en 2015 de las Olimpiadas. Sin embargo, el tema de movilidad urbana ha desencadenado otros problemas que en el país donde el futbol resulta uno de los fenómenos más importantes en su historia -5 Mundiales ganado hasta el momento-, ahora la corrupción de los servidores públicos y el uso de recursos para estas justas mundiales han incrementado la crítica hacia sus gobernantes.

Este domingo se registró la mayor concentración  en Río de Janeiro, donde 4 mil personas participaron; sin embargo, un grupo de jóvenes ha permanecido acampando  en las afueras de la casa del gobernador Sergio Cabral, en Leblon, en contra del proyecto de reforma constitucional PEC37, que limita el poder de investigación de la fiscalía y, según los manifestantes, aumentará la impunidad de los corruptos, así como han denunciado desvíos de fondos públicos.

La presidenta «Dilma (Rousseff) tiene que hacer mucho más contra la corrupción. Ella es el símbolo del sistema», dijo Anderson Luis Rosa Raposo, de 31 años, un profesor de inglés que marchó en Río hasta la casa de Cabral.

«Ahora los políticos están asustados. ¡Pensaron que el fútbol nos silenciaría!», dijo Beatriz, una manifestante que vestía una camiseta con la leyenda: «¿Dónde están mis impuestos?».

Las redes sociales han convocado a los miles de manifestantes a regresar a las calles en los próximos días y crece el llamado a una huelga general el 1 de julio., sin embargo, dicha concentración podría ser reprimida ya que para llevarla a cabo es necesario que la convoque un sindicato en Brasil, de acuerdo a sus leyes.

Para conocer más a fondo el origen de las protestas, puede consultar Brasil: el Mundial de Fútbol, esa catástrofe, por Marina Amaral, publicado en El Puercoespín.

También puede consultar La indignación brasileña viaja en autobuses repletos de Mario Osava, publicado en IPS.