Lado B
Donación de sangre, otro derecho exclusivo de heterosexuales
Centros de salud ejercen prácticas discriminatorias vs la población homosexual
Por Lado B @ladobemx
03 de mayo, 2013
Comparte

  • Pese a que la NOM-253 busca garantizar la cobertura universal y la donación voluntaria, centros de salud continúan ejerciendo prácticas discriminatorias vs la población homosexual
Foto: Es Imagen

Foto: Es Imagen

Josué Cantorán Viramontes

@josuedcv

Después de dos décadas de regir el protocolo de recolección y disposición de sangre humana en todos los centros de salud del país tanto públicos como del sector privado, en diciembre de 2012 quedó sin vigencia la Norma Oficial Mexicana NOM-003-SSA2-1993, y por tanto su inciso 5.3.3, el cual establecía una prohibición explícita a los “hombres homosexuales” para convertirse en donadores.

En su lugar se integró la Norma Oficial NOM-253-SSA1-2012 “Para la disposición de sangre humana y sus componentes con fines terapéuticos”, documento elaborado por un equipo colegiado de dependencias como la Secretaría de Salud federal, el Centro Nacional para la Prevención y el control del VIH/sida (Censida), las secretarías de la Defensa Nacional y de la Marina, el IMSS, el ISSSTE, Pemex, la Cruz Roja Mexicana y 19 instituciones más.

En la nueva normativa –que entró en vigor  el 25 de diciembre de 2012– se reconoce que para garantizar la cobertura universal de sangre y promover la cultura de donación gratuita y voluntaria, “debe actualizarse el marco jurídico en la materia”.

De tal forma, legalmente ya no se excluye directamente a los hombres homosexuales de la donación, sino sólo a “quienes mantienen prácticas sexuales de riesgo”, sin especificar preferencias sexuales.

Lo que sí se define con claridad es el concepto de práctica de riesgo, mismo que se entiende como “aquella en la que ocurre contacto o traspaso de sangre, secreciones sexuales u otros líquidos corporales de personas que pudieran tener infecciones transmisibles, con sitios del cuerpo de otra persona a través de los cuales el agente infeccioso pudiese penetrar”.

En su momento, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) celebró a través de un boletín de prensa la nueva disposición, al considerar que se dejaba a un lado la “estigmatización de ciertos grupos de población” y se centraba, por el contrario, en las prácticas de riesgo con criterios médico-científicos.

Sin embargo, a más de cuatro meses de la entrada en vigor de la NOM-253, algunos centros de salud en Puebla –públicos y privados por igual– continúan incurriendo en las mismas prácticas discriminatorias que la norma anterior promovía, y poco han hecho para alinearse a las nuevas disposiciones federales, según quedó comprobado en un recorrido que realizó Reversible por los bancos de sangre de algunos hospitales de la zona metropolitana de esta capital. .

A decir del especialista consultado, esta práctica evidencia que lo que hace falta es la capacitación y actualización continua a todo el personal que labora en los centros de salud, así como políticas públicas que acompañen y refuercen el cambio de normativa, que por sí sola poco puede hacer para modificar una dinámica social con 20 años de arraigo legal.

Hospitales que incumplen la NOM-253

El banco de sangre del hospital UPAEP –que pertenece a la universidad homónima, de tradición conservadora y católica– entrega a sus candidatos a donadores una hoja tamaño carta impresa por ambos lados a modo de tríptico, en la que se lee: “Folleto de auto-exclusión”.

Éste tiene la finalidad de que el usuario realice un examen de sus prácticas y se descarte a sí mismo de la donación en caso de contestar “sí” a alguna de las siguientes preguntas:

  • ¿Has tenido relaciones homosexuales?
  • ¿Te has prostituido o metido con prostitutas?
  • ¿Has tenido varias parejas en los últimos cinco años?
  • ¿Te has drogado?
  • ¿Has hecho el amor con otro (a) sin usar condón?

Tras realizar el “examen de conciencia”, el donador potencial deberá tachar la opción correspondiente de entre las dos siguientes y depositar el talón en el buzón de donadores:

  • Sí es segura y salvará vidas.
  • No es segura y puede pasar alguna infección.

Una situación similar ocurre en el hospital del ISSSTE situado en la colonia Jardines de San Manuel. Al donante se le entrega una fotocopia donde pueden leerse los “Requisitos para donar sangre”, así como las disposiciones que deberá seguir el día que asista a realizar el procedimiento. Uno de los requisitos, según se lee en el papel y en un cartel de plástico azul que se encuentra colocado sobre la pared del banco de sangre, es “no haber tenido relaciones sexuales con prostitutas(os) o con personas de tu mismo sexo”.

El único centro de salud visitado donde no se viola explícitamente la nueva normativa –al menos en lo que se pudo constatar en la lista de requisitos que se entregan a los donantes potenciales– es el hospital del ISSSTEP, donde dicha restricción no aparece en la lista de requisitos para donar.

“La exclusión seguía una lógica”

upaepEn un artículo de opinión publicado en febrero pasado por el suplemento Letra S del diario La Jornada, la infectóloga Patricia Volkow y el abogado Pedro Morales lamentaron el cambio en la Normativa Oficial que ahora permite a los hombres homosexuales donar sangre. Para ellos, esto no es justificable porque las estadísticas han demostrado que la epidemia del VIH se encuentra focalizada en poblaciones de hombres que tienen sexo con otros hombres.

“La nueva NOM es un buen ejemplo de los riesgos que implica para la salud pública ignorar la evidencia científica al momento de establecer regulaciones normativas en materia de salubridad, del uso abusivo (sic) del lenguaje de los derechos humanos, del funcionamiento clientelar de algunas instituciones y de la ignorancia de lo que es un derecho y, por otra parte, de la obligación del Estado derivada del derecho a la protección de la salud”, argumentaron tajantes.

Por su parte, para Nolberto González, coordinador de prevención y promoción de la salud del Centro Ambulatorio de Prevención y Atención en Sida e ITS (Capasits) en Puebla, la exclusión explícita a hombres homosexuales que privó por 20 años las leyes mexicanas “no se justifica”, pero sí sigue una lógica histórica y cultural que puede entenderse fácilmente.

En entrevista con Reversible, el psicólogo explica que los primeros casos de Sida en el mundo resultaron escandalosos porque se desconocía absolutamente cualquier cosa sobre la enfermedad y, por tanto, la falta de tratamientos adecuados derivaba en cuadros clínicos en los que los pacientes presentaban cuerpos desgastados y débiles. Esto, sumado a la homofobia generalizada, provocó un concepto imaginario sobre el VIH/Sida nada positivo.

“La descripción física de una persona con VIH/sida a mediados de los 80 sí era muy fácil asociarla a muerte y desgaste, y hay que acordarnos que empezó a afectar principalmente a población de hombres que tenían sexo con otros hombres. Se fue para allá la atención por varias cosas”, expone el especialista.

Por tanto, es importante reconocer que para 1993, fecha en la que se redactó la Norma Oficial 003, el discurso sobre los derechos sexuales distaba mucho del que hoy existe. La aparición de los primeros casos de Sida en los 80, indica Nolberto González, sirvieron también para justificar un retroceso a los avances que el movimiento lésbico-gay había ganado hasta entonces.

“A finales de los 70 el movimiento lésbico-gay había empezado a ganar muchos espacios y conquistar ciertas batallas, esto (el Sida) sirvió demasiado bien para los fines de desacreditar la lucha que se estaba buscando. El VIH se convirtió en un elemento primordial de un discurso que vino a regular de nueva cuenta la sexualidad y volvió a promover con más razones la sexualidad reproductiva, monógama, en pareja y principalmente heterosexual”, abunda.

González también celebra la reforma en la normativa oficial que permite a los hombres homosexuales donar sangre, pues esto obedece a un cambio de percepción: mientras antes se estigmatizaba a grupos poblacionales completos, ahora se centra la atención en las conductas o prácticas sexuales de riesgo –como tener relaciones sexuales sin preservativo– que pudiera tener cualquier persona, independientemente de sus preferencias sexuales? o de género.

“Antes no se hablaba de poblaciones clave sino de poblaciones de riesgo, o personas de riesgo, peor aún. Obviamente cuando te dicen ‘personas de riesgo’ imaginas a una que te va a hacer daño. El lenguaje opera simbólicamente de modo tal que tú sientes que a quien tienes enfrente es peligrosa para ti”, reflexiona el psicólogo.

El especialista ejemplifica con otra práctica de riesgo que también derivó en la estigmatización de un grupo poblacional: el uso compartido de jeringas. Si bien compartir jeringas es un comportamiento focalizado en los usuarios de sustancias ilícitas vía intravenosa, no son éstos los únicos que incurren en la práctica de alto riesgo, pues según explica Nolberto, se han detectado casos de familias de escasos recursos que se administran vacunas o vitaminas con la misma jeringa como medida de ahorro.

Insuficiente modificar la norma, falta educación

La modificación en la norma oficial obedece a un cambio de paradigmas y discursos en materia de derechos humanos. A decir del Conapred, la vieja normativa “violaba explícitamente la prohibición de la discriminación contenida en la Constitución y en la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación”.

Sin embargo, para que una ley entre en vigor no sólo en la documentación sino también en la práctica cotidiana, hacen falta muchas cosas más. “Para que esta normativa funcione no se necesita sólo que se actualicen los formatos de detección o que se actualicen los carteles y manuales de procedimiento”, reconoce Nolberto.

Lo primero, explica, es que todo el personal de los centros de salud se capacite continuamente en temas de VIH, derechos sexuales y no discriminación: “se necesita que el personal que estudió enfermería hace 10 años, hace 15 o hace 20, incluso hace 40, también se actualice, porque muchas se quedaron con el temor a las personas con VIH”.

Después, lo más difícil, será reeducar a la población general para que desaparezca el estigma que dejó la NOM-003 y se diluya la percepción de que es imposible que las personas no heterosexuales donen sangre. Eso sólo se logrará, dice Nolberto, con información.

“Que las personas tengan una actitud más favorable a que las personas que no somos heterosexuales podamos donar sangre. Si entiendo la lógica del virus del VIH o de la hepatitis, si ubico las prácticas de riesgo, si entiendo que éstas no tienen que ver con la orientación del sujeto, sino que cualquiera puede tenerlas, entenderé que es posible donar sangre”, concluye.

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion