Lado B
Piden pensión vitalicia para el niño Osvaldo Zamora
Sedena ofrece $576 mil de indemnización; el menor y su familia ya están en Puebla
Por Lado B @ladobemx
15 de abril, 2013
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Luego de casi 20 meses de hospitalización en la ciudad de México, después de perder la pierna, el antebrazo, la mano y el testículo del lado derecho, así como la fuerza de apoyo en la pierna izquierda, la mitad de un dedo de la mano izquierda, una parte del intestino y la vesícula biliar, el menor a quien le explotó una granada de la Sedena en Petlalcingo ya está en Puebla, aunque sin certeza alguna sobre su futuro. Sus padres rechazaron 576 mil pesos de indemnización y piden pensión vitalicia. Actualmente Osvaldo, cuya movilidad y cicatrices presume a la menor provocación ante las cámaras, ya ni siquiera recibe la beca escolar que le otorgó el gobierno de Calderón, y que la CNDH incluyó en la recomendación emitida en abril del 2012

Foto: @wachangel

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Mely Arellano

@melyarel

Osvaldo ya no es el mismo niño de aquella foto, tanta veces publicada, donde se le ve con camisa y pantalón blancos, pañuelo rojo al cuello y sombrero, parado muy serio y derechito a un lado de su hermano mayor, que sostiene un diploma, y su mamá.

Ahora Osvaldo tiene 12 años y ha ganado peso. Después de casi 20 meses internado en el Hospital Central Militar ya domina la prótesis de su pierna derecha casi en total equilibrio con la férula que tiene que usar en la izquierda. Lo que le cuesta más trabajo es la prótesis de la mano derecha porque la manipulación depende de un gran esfuerzo con los hombros, así que la usa poco. Prefiere usar su muñón como apoyo, y lo hace sin pena.

Osvaldo perdió la mitad del dedo índice de la mano izquierda, la mano, la pierna (de la rodilla hacia abajo) el antebrazo y el testículo del lado derecho. Tuvo una fractura en la tibia y el peroné de la pierna izquierda, en cuya pantorrilla no tiene músculos ni nervios, por lo que no posee mucha fuerza. También tuvieron que quitarle una parte del intestino y la vesícula biliar.

A Osvaldo le explotó una granada de .40 milímetros que encontró en el campo el 19 de julio del 2011, mientras pastoreaba a sus animales, en la comunidad de El Ídolo, en el municipio de Petlalcingo.

Foto: @wachangel

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La huida

Hace quince días, los abogados de la Secretaría de la Defensa Nacional dijeron a los papás de Osvaldo Zamora Barragán, Bernardo y Paula, que “alcanzaba” una indemnización por 576 mil pesos, que primero fue de 174 mil, luego de 200 mil y hasta hace un mes era de 419 mil.

–Les dijimos “no, no queremos, lo que nos interesa es la recuperación del niño” –recuerda Bernardo Zamora en entrevista con Lado B– y entonces no les gustó y nos dijo “no, pues es que el jefe dijo que hoy se resolviera el problema”.

Pese a la presión rechazaron la propuesta y una semana después fueron citados a una nueva reunión.

–Viene gente de la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional), de parte del gobernador de Puebla (Rafael Moreno Valle), viene (Comisión Nacional) Derechos Humanos y Províctima. Nosotros pensábanos que era de la petición que había hecho mi esposa de que se le diera una pensión, aunque sea poquito que se le diera cada mes. Llegamos, ya estaban ellos sentados, se presentaron uno por uno, en orden, los de Províctima nos dijeron que nos iban a dar psicología.

–¿Terapias?

–Sí, a mi niño y a nosotros. Los Derechos Humanos también dijeron que lo que se necesitara se nos iba a dar y del gobernador nos notificó que ya había cumplido con la casa, estaba cumpliendo con los pagos que me daban del trabajo temporal, que consistía en cuidar mi niño.

–¿Cuánto le dan?

–6 mil 160 al mes. Sí es un hecho, me lo ha estado dando, se había atrasado pero ya me lo dio junto, todos estos meses.

–¿Cuántos meses se atrasó?

–Fue desde enero hasta este mes, a principios me lo dieron todo, ahorita hasta junio, entonces dijo que el gobernador había dicho que me va a dar hasta diciembre, pero después de que se venzan estos meses que ya me dio me iba  a dar otros. Eso dijo.

A esa segunda reunión del miércoles 10 de abril acudieron Humberto Bonilla, de Atención Psicológica de la Sedena; Luis Arturo Cornejo, subsecretario de Asuntos Políticos y Protección Civil de la Secretaría General de Gobierno del estado de Puebla; Jorge Mejorada Trejo, visitador adjunto de la CNDH; Rodolfo López Rueda, quien dijo ser de la CNDH; S.M. Espinoza CH, abogado de Sedena; Enrique Jarquin Herrera, de Sedena.

También Jesús Moreno Rogel, director de Atención Psicológica de Províctima; María del Sol López Gutiérrez, Jefe de Servicio de Rehabilitación del Hospital Militar de Puebla; Olga Sánchez Hernández, médico legista de la CNDH; Alfonso Palafox Meléndez, enlace entre Províctima y Sedena; Miguel Guel Ramírez, jefe de Medicina Asistencial; coronel Michell, jefe de Pediatría y General Balboa.

–Era como un auditorio, con una pantalla, y ahí vieron cuánto se habían gastado ellos en mi niño –continúa Bernardo Zamora-, en comidas de nosotros, hospedaje, también nos sacaron de mi otro hijo, de 15 días que había ido allá a visitar a mi niño, todos esos gastos, tres días que fue mi suegro también, todo eso nos sacaron, y sí, nosotros qué vamos a hacer, sabemos que lo ocupamos.

¿Se acuerda cuánto era?

–No. Nomás vimos como 3 millones del médico de él y luego los 600 mil que vio el gobernador de aquí, no sé cómo está, si se lo pagaron o no, pero estaba en la cuenta.

–¿Entonces su cuenta era superior a los 3 millones?

–Sí. Y como 50 mil pesos de comida, era todo. Entonces dijo que ya estaba al 100 por ciento el niño, que ya se podía ir, que no veían el por qué estar ahí. Nosotros dijimos que terminara su escuela y su rehabilitación, dijeron “no, el niño no tiene que estar aquí. Hay que estar demente para tener un niño dos años aquí. Usted está violando los derechos de los niños, el niño tiene que andar libre, jugando con los amigos y usted no quiere salirse de aquí por no firmar esa indemnización”. Y le digo “yo tampoco me siento a gusto aquí, pero yo quiero que le acomoden más o menos el pie, que camine bien y ya”. Nadie dijo nada, ni los Derechos Humanos, ni Províctima. Nos dicen “el viernes a las 8 de la mañana ni un día más ni un día menos”.

Y tal como se los indicaron, el viernes desde las 7 de la mañana el matrimonio comenzó los preparativos para irse. Mientras la señora Paula esperaba con Osvaldo, su esposo entregó la habitación donde se hospedaban y salió a buscar un taxi. Al llegar al Hospital encontró a su hijo y a su esposa detenidos por militares.

Mientras su papá explica la complicada salida del Hospital Militar y la consecuente incertidumbre por la situación en el futuro, Osvaldo se mueve, inquieto, en el sofá. Atento a la cámara muestra, sin que se lo pidan, el daño que causó a su cuerpo la explosión accidental de una granada de .40 milímetros, según concluyó la Comisión Nacional de Derechos Humanos en la recomendación 17/2012 del 30 de abril del 2012.

Osvaldo se para y camina dando pasos cortos y rápidos, repartiendo el peso entre la prótesis y la pierna izquierda con un vaivén. Presume su movilidad. Se sirve agua de una botella usando la mano izquierda y lo que le quedó del brazo derecho. Voltea a la cámara. Se asegura que a sus acciones le siga un flashazo.

–Un militar, un teniente coronel que trabaja en mitad según de los militares y los civiles, se llama Univic (Unidad de Vinculación Ciudadana de Sedena), y el que cuida la puerta tienen a mi niño, pero ya les había ganado él como medio cuerpo, o sea se vino de espalda… y yo cuando veo eso le digo al del taxi “párate que aquí están”. Llego y le digo “¡ey!, qué haces, por qué jaloneas a mi hijo, déjalo salir”. Yo no sabía ni qué pasaba, entonces viene el teniente y me dice “don Bernardo quiero hablar con usted” y me jala pa’ dentro.

Foto: @wachangel

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Lo que los militares querían era que firmaran la indemnización ofrecida días antes, que trataron de hacer pasar como el alta hospitalaria.

–Trajeron fotógrafos y con video pa’ que cuando mi esposa firmara el papel lo tuvieran ahí. Ella iba a firmar la alta, pero cuando se dio cuenta que está el cheque dice qué es esto, en un alta nunca dan dinero y ella descubre que es la indemnización, se niega a firmar y empieza a caminar con mi niño hacia abajo y ellos la dejan porque piensan que yo estoy abajo pa’ que firme, pero ya saliendo se dan cuenta que no estoy, y tratan de meterlo pa’ dentro, pa’ que ella firme, si no firmas, no te vas.

Al conocer el papá de Osvaldo las intenciones de los militares sube a su hijo y a su esposa al taxi, pero le quitan las llaves al chofer, y le dicen que de ahí no se mueve.

–Entonces dice mi prima “oiga teniente, nos está tratando como delincuentes”. Bajamos las maletas y nos venimos para la salida caminando. Nos siguieron diciendo que nos paráramos, pero ya no quisimos, nos dijeron que ellos iban a pagar taxi, que ellos iban a pagar ambulancia, que nos esperáramos. Nosotros teníamos miedo de que lo fueran a meter a él pa’ dentro. No sabíamos la intención porque de un principio no vimos buenas intenciones.

Unas horas después la familia llegó a la casa amueblada que le regaló a Osvaldo el gobernador Rafael Moreno Valle, en Coronango.

Sin certeza

Lo que quieren los Zamora Barragán es que le den una pensión vitalicia a Osvaldo y no una indemnización como ha ofrecido la Sedena que, de agosto del 2011 a enero del 2013 ha gastado 2 millones 459 mil 956 pesos en la rehabilitación del menor, aunque nunca ha admitido expresamente su responsabilidad en el accidente.

En su recomendación, la CNDH instó a la Sedena a instruir “a quien corresponda a efecto de que se tomen las medidas necesarias para reparar los daños ocasionados al proyecto de vida de V1 (Osvaldo Zamora), incluida la pérdida de oportunidades; se le otorgue atención psicológica de por vida, así  como el recambio de prótesis de forma pronta y oportuna; y una beca completa de  estudios para el niño, y la entrega al inicio del ciclo escolar de los insumos que  requiera para llevar a cabo su educación, además de aquellos que sean  necesarios dada su discapacidad permanente adquirida con motivo de los hechos, remitiendo a este organismo constancias que acrediten su cumplimiento”.

Desde el inicio de la administración de Enrique Peña Nieto, el gobierno federal retiró las dos becas de mil 800 pesos mensuales que otorgaba a Osvaldo y su hermano, según declaró en una entrevista su tía, Amparo Barragán.

–¿Por qué no quisieron firmar la indemnización?

–No se nos hace justo que eso nomás es lo que reciba mi niño –se queja Bernardo Zamora-, porque nos damos cuenta de que a mi hijo me lo lastimaron de por vida, y mi niño qué trabajo puede ocupar, no quedó en condición de que vaya a ir a buscar un trabajo, si nosotros tuviéramos dinero pues tal vez él nunca lo iría a necesitar, pero somos gente humilde y campesina. Tampoco digo que está imposibilitado de todo, para sus necesidades sí lo puede hacer, pero pa’ un trabajo no es fácil, yo siempre se los he manejado así y ellos me han dicho también que no, que no me cierre, que el niño va a ser cualquier cosa. Pues sí, yo también quisiera pensar eso, pero nosotros lo vemos, vemos su brazo, tiene su manita que le dieron, pero esa mano es nada más para disimular que está completo, pero para fuerza no sirve, si agarra una cosa pesada se va la mano. Lo que decimos es que se le diera una pensión, pero ellos dicen que no tenemos una demanda contra ellos, y que no hay un juez que les obligue a darle la pensión, no hay ley pues, que les obligue.

Foto: @wachangel

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–¿Y por qué nunca presentaron una denuncia?

–Pues la única que hicimos fue ante los Derechos Humanos. Ellos (Sedena) nos explican, “mira, si quieres peléanos, pero ya le dimos las prótesis, ya le dimos el doctor, si nosotros les ganamos a tus abogados, nos vas a tener que devolver el dinero, vas a pagar lo que se le ha atendido, porque ¿quién me está diciendo a mí que yo soy el responsable de eso”. Le digo “ya se te dijo por medio de los Derechos Humano que ustedes son, ¿quién más?” “No, dice, lo estamos haciendo nomás por el niño, pero si tú te pones así, se te va a quitar toda esa ayuda”.

Su esperanza recae en que el presidente Enrique Peña Nieto o su esposa Angélica Rivero los ayuden como lo hizo Margarita Zavala en el sexenio anterior. Pero de las cartas que les han enviado no han recibido respuesta.

–Mucha gente piensa que estamos lucrando con el dolor de nuestro hijo, se nos ha dicho que lo vemos como un negocio, que somos abusivos, y nosotros por eso decimos que lo vea pues, que lo vea cómo está y si él (Enrique Peña Nieto) determina que no necesita la atención, que nos diga, pues es la máxima autoridad, también la esposa de él, como representante del DIF queremos que nos diga, porque cuando nosotros le golpeamos a nuestros hijos interviene el DIF y esta vez nadie del DIF se nos ha acercado. Si yo le hubiera hecho esas quemaduras a mi niño ya estuviera de por vida preso. Entonces digo, ¿en dónde está la ley pues, dónde está la justicia?

La Sedena le ha dicho, además, que no le puede dar una indemnización porque no es un soldado, ni un trabajador de esa dependencia, pero en la lógica de Bernardo Zamora él sí es un soldado que juró lealtad a la patria y a la bandera.

–Cuando fui a mi marcha de mi cartilla militar hicimos juramento que éramos soldados para responder el día que hubiera un problema en México, y hoy me dicen “yo no le puedo dar una pensión porque no es soldado ni es un trabajador, porque es un niño”. ¿Pero entonces el juramento que yo hice cuando fui a marchar?, ahí me dijeron que soy un soldado mexicano. Desde que saqué mi cartilla estoy comprometido con México, porque si ellos necesitaran de mí, que hubiera un problema, vendrían por mí y yo con gusto iría, pero hoy que necesito de ellos se me hace a un lado.

Ser discapacitado en México

En el país, sólo el 28.2 por ciento considera que se respetan los derechos de las personas con discapacidad.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis 2010) “los tres problemas que más señalan las personas con discapacidad son el desempleo, la discriminación y el no ser autosuficientes; se mencionan en menor medida los problemas relacionados con la salud, la carencia de espacios públicos adecuados y el respeto a sus derechos”.

En Puebla, cinco de cada diez personas con discapacidad consideran en mayor medida que el desempleo es su principal problema. En el 87.6 por ciento de los casos, a nivel nacional, las personas con discapacidad dependen económicamente de sus padres.

Osvaldo se pone y se quita las prótesis solo, sin ayuda de su mamá. Si tocan a la puerta es el primero que sale a asomarse. Es risueño pero tímido. Y, si por él fuera, ya estaría en su casa de Petlalcingo.

–Él es fuerte. Nos ha motivado a seguir adelante, porque si él estuviera deprimido no sabríamos cómo manejar el problema, vemos mucha gente que se deprime mucho y él no, a pesar de que está así no le da por entristecerse. Primero sí, se escondía cuando iba a rehabilitación, escondía la mano, me decía que las señoras se le quedaban viendo. “Hijo, no te puedes esconder, échale ganas”. Y ahora ya no, como si nada.

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Autor Lado B
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