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Lado B

Jorge Velázquez supo por las noticias que en una calle de la Ciudad de Guatemala se había encontrado a dos niñas de unos 6 y 12 años muertas por estrangulamiento. Aquella noticia le hizo recordar el suceso que hace 10 años vivió, cuando su hija, que entonces tenía 19, también fue hallada muerta. Había sido brutalmente asesinada en la Ciudad de Guatemala y su cuerpo lo arrojaron a un callejón.

Tan sólo en 2011 la tasa de homicidios de género en Guatemala era de alrededor de 55 mujeres fallecidas de forma violenta cada mes; es decir, la taza por 100 mil habitantes mujeres fue de 8.7 a nivel nacional.

El Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM) reportó en el estudio “Muertes violentas de mujeres y femicidios en Guatemala 2011” que la violencia contra las mujeres representaba un hecho que iba en aumento.

De acuerdo a cifras oficiales del gobierno de Guatemala, en 2012 fueron asesinadas en alrededor de 560 mujeres; sin embargo, menos del cuatro por ciento de todos los casos de homicidio se resuelven con la condena de los autores, a pesar que el Congreso de este país aprobó en 2008 una ley que tipificaba varios delitos de violencia contra las mujeres y establecía tribunales especiales, y unas directrices para la imposición de condenas, pero esta medida no ha puesto freno a la violencia.

Guatemala tiene uno de los índices de asesinatos más elevados del mundo. Ante ello, Amnistía Internacional, además de otras organizaciones de defensa de los derechos humanos, han encontrado graves deficiencias en la efectividad de la investigación, como por ejemplo que no se hubieran realizado las pruebas pertinentes a los principales sospechosos para determinar si habían disparado un arma, o que las autoridades pretendieran devolver las ropas de Claudina a su familia en vez de realizar con ellas las oportunas pruebas forenses.

“Yo sigo pensando que la situación ha llegado a esos extremos por causa de la indiferencia de la sociedad, que no reacciona ante nada. La indignación no es suficiente: la indignación se tiene que expresar”, afirma Jorge.