• En una entrevista realizada en junio, se les preguntó qué harían cuando salieran. Ambos coincidieron en que buscarían a sus acusadores para darles la mano, sin rencores.

Foto: Es Imagen

Mely Arellano

@melyarel

Más o menos a las tres y media de la tarde, José Ramón y Pascual supieron lo que unos 90 minutos antes escucharon sus familias, en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN): eran libres.

A los defensores del agua de Atla, comunidad de Pahuatlán, la justicia les llegó ayer, dos años y diez meses tarde, cuando pasado el medio día cuatro de los cinco magistrados (sólo Guillermo Ortiz votó en contra) que integran la primera sala votaron a favor del proyecto del ministro Arturo Zaldívar, y ordenaron su inmediata liberación al no haberse acreditado el delito del que fueron acusados y por el cual purgaban una condena de seis años, diez meses y treinta días.

Fue un custodio quien les dio la noticia.

Foto: Marlene Martínez

A las cinco de la tarde José Ramón Aniceto Gómez y Pascual Agustín Cruz salieron del penal de Huauchinango por la misma pequeña puerta por la que entraron el 13 de enero del 2010. Afuera los esperaba el ex comandante Carmelo Castillo, acusado del mismo delito -que la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Puebla declaró inexistente- y liberado hace seis días.

Pasada una hora llegaron las familias y los abogados Andrés Díaz y Araceli Olivos. Apenas hubo tiempo para los abrazos con las esposas. Varias personas del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez AC (Centro Prodh) los rodearon, el ánimo era festivo, todos querían saber cómo se sentían, qué pensaban. Llegó poca prena, aunque hubo muchos flashazos.

José Ramón decía una y otra vez que estaba «contentísimo» y expresaba su agradecimiento. A Pascual se le veía más reservado, pero contestaba todas las preguntas y sonreía. A sus costados las mujeres, tímidas, medio reían también.

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En el 2009, José Ramón y Pascual eran autoridades auxiliares de su comunidad y llevaban a cabo un proyecto para entubar el agua potable, y librarse así del abuso del cacique del pueblo.

En octubre de ese año, un integrante del grupo caciquil los acusó del robo de su automóvil, aunque ninguno de los dos sabe conducir. Con falsos testimonios y un proceso irregular y violatorio de sus garantías individuales y derechos humanos, en enero del 2012 fueron encarcelados y en noviembre de ese año les dictaron condena.

En abril pasado, Amnistía Internacional los declaró presos de conciencia.

Su caso fue atraído por la Suprema Corte en mayo de este año.

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José Ramón y Pascual no dormirán en Atla sino hasta hoy o mañana, pues este jueves están en el DF para dar una rueda de prensa en el Centro Prodh.

En una entrevista realizada en junio se les preguntó qué harían cuando salieran. Ambos coincidieron en que buscarían a sus acusadores para darles la mano, sin rencores. Ahora ese apretón de manos podrán darlo quizás mañana o el día siguiente, o el que sigue, cualquiera de todos en los que libremente caminen por Atla.