Alejandra H. Sandoval *

@ZoilaRinhones

Domingo, 8 de la noche. Suena el celular y me da sistitis porque ya se quién es. Es mi jefa que necesita algo para dentro de 15 minutos con fecha límite de entrega en 2 semanas. “¡Cómo joroban! Se friegan”. Además, La Isla está en lo más emocionante porque Juanito se bronquea con Julia Orayen sobre la comida. El celular insiste. Ya van 2 llamadas perdidas y me doy por vencida.

En efecto, era mi jefa, pero no me pide nada para el trabajo. Llama “de cuatas” para pedirme “un favor”. Aparentemente el chamaco se le ha puesto malísimo de la temperatura. Vomitó a Bob Esponja y se ha puesto verde-daño-reñal-crónico. En resumen, no irá a la oficina al día siguiente, convenientemente un lunes previo a un martes no laboral. Pero como hay “mil pendientes” debo encargarme de todo.

Qué chistoso usan el “mil pendientes” cuando se refieren a cosas que pudieron hacer el viernes por la mañana, entre la venta de catálogo de zapatos, la escapadita al “banco” y la migraña crónica que les invadió el espíritu después de la comida. Los “mil pendientes” generalmente son 3: una llamada telefónica, un correo electrónico y alguna otra cosa. Pero parecen de vida o muerte.

Total que el nene está “en-fer-mí-si-mo” (su superlativo, no el mío) y necesita que, además de la llamada y el correo, la justifique ante la oficina entera por la ausencia. La explicación que me da después sobre los jugos gástricos, la rejurgitación y las arcadas, se las pudo haber ahorrado. El daño estaba hecho.

Las madres (sobre todo, admitámoslo, las solteras) tienen un superpoder: absolutamente nadie puede discutirles que pongan este papel delante del trabajo. Además porque lo vemos todos los días: se levantan al alba, en media hora hicieron comida, baño, uniforme, lunch, trenza, agujetas, mochila, carro y moco. A nosotras las solteras, esa media hora se nos va en el planchado de ropa y maquillado. Conozco a una mamá que, no conforme con arreglarle la vida a sus hijas entre las 7 y 7:30 de la mañana, arregla la de sus padres. No tengo idea cómo le hacen.

Pero digamos que esta madre soltera, en específico, se pasa. Primero porque su nivel en esta dependencia le permite tener a sus hijos en guardería durante toda su jornada laboral. Salen de vacaciones cuando ella sale de vacaciones. Comen cuando ella come. Sin embargo, la vieja se pasa. Tiene dos novios (no es chisme… Bueno, sí es chisme pero tampoco ha sido muy discreta) y cuando va a ver a uno de ellos, nos dice a todos que tiene “junta con las misses”. En una ocasión, la vimos muy sentada tomando el café y agarrándose a los besos con el tal Tibur, de TI, cuando había dicho que la habían llamado de urgencia de la guardería. En otra ocasión me puso a “revisar” su trabajo. Cuando me di la vuelta, ya se había subido al séptimo piso con todos sus catálogos de Andrea. En el post-it decía: “me escapé a echarle un ojito a los niños. Checa estas dos hojitas, por fis ;)”.

El 10 de mayo: descansa. El 30 de abril: descansa. El 6 de enero: descansa. Y cuando es descanso, resulta que algún virus tropical la tira en cama porque el niño se mojó el día anterior y las “misses” no lo cambiaron de ropa.

Este domingo me llamó y me cuenteó. No me queda de otra más que llegar más temprano, salir más tarde y, como ya es costumbre, trabajar por dos para alimentar a 4. Todo porque soy “la soltera” de la oficina. “Querías poner tu carrera primero, ¿no, ambiciosita? Quieres llegar lejos sin tirarte a nadie, ¿no, wonderwoman? Pues, ¡órale! Chíngale”.

Dios mío, ¡hazme madre soltera trabajadora de gobierno!

* Las personas y situaciones aquí referidas son ficticias. Absolutamente, de ninguna manera, representan situaciones reales, dentro de organismos gubernamentales reales, de países reales. Aunque, debo resaltar, en honor a la verdad, la labor olímpica que realizan esos servidores públicos –que sí existen- que trabajan todos los días por su país y que soportan la carga laboral de todos éstos mencionados… que no existen. 

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NOTA DE LA AUTORA

Debido a la molestia causada por los comentarios dentro de mi columna quincenal «Clips», en donde se refiere a actitudes laborales de madres solteras dentro de la administración pública; quiero hacer acotar lo siguiente:

En primer lugar, la disculpa hacia todas aquellas mujeres (madres, solteras, casadas, trabajadoras de gobierno) que se hayan sentido ofendidas de alguna manera. En seguida quiero hacerles saber que, desde la primera columna publicada hace quince días, se hizo de manifiesto que los comentarios vertidos corresponden a ejemplos y sectores que no generalizan la actuación de servidores públicos ni tienen la intención de polarizar la opinión sobre estos trabajadores públicos.

De ninguna manera esta columnista buscaba estigmatizar a las madres solteras de la administración pública; sino señalar que existen estos ejemplos. Son reales, más no representan de ninguna manera a la mayoría de estas trabajadoras.

En este sentido yo, Alejandra Ireri Herrera Sandoval o «Alejandra Sandoval», a través de anécdotas ficticias describo una realidad particular dentro de una oficina de gobierno. Desde el planteamiento de la columna hice del conocimiento de LadoBe el tono cómico o irónico de las colaboraciones quincenales. De ahí que la cuenta de contacto en Twitter sea en referencia a un personaje de una serie de televisión (aunque nunca negaré la responsabilidad que me liga como autora a los contenidos que se publiquen en «Clips»).

Considero importante tanto la necesidad de manejar los temas y lenguaje de forma adecuada, así como contar con la libertad de exponer aspectos de nuestra realidad de los que poco se habla (y mucho menos se escribe).

Finalmente, agradezco los comentarios realizados pues no sólo demuestran que existen lectores interesados en la calidad de las columnas, también son monitores del trabajo periodístico que se realiza.

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