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Que ningún niño se quede atrás: ¿calidad educativa o mejora por decreto?
La noticia de la semana pasada en el ámbito educativo fue el anuncio hecho por el secretario de educación pública respecto a la aplicación de las políticas de la Reforma integral de la educación básica (RIEB) que plantean la no reprobación de los alumnos desde preescolar hasta el tercero de primaria.
Por Lado B @ladobemx
28 de agosto, 2012
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Martín López Calva*

La noticia de la semana pasada en el ámbito educativo fue el anuncio hecho por el secretario de educación pública respecto a la aplicación de las políticas de la Reforma integral de la educación básica (RIEB) que plantean la no reprobación de los alumnos desde preescolar hasta el tercero de primaria.

La intención de esta medida según planteó el Dr. Córdova Villalobos es abatir la deserción escolar que en los primeros grados de la primaria tiene como una de sus causas principales precisamente la reprobación.

Si bien se anunció que esta normativa estará acompañada de elementos de evaluación cualitativa que idealmente orientarán a los docentes y a los padres de familia acerca de los elementos deficientes del desempeño escolar de cada niño para que se trabaje específicamente en subsanarlos durante el ciclo escolar siguiente, cabe preguntarnos si este tipo de políticas educativas son las que requiere el país para mejorar la calidad de la educación o si se trata, como históricamente se ha hecho, de buscar que las estadísticas de deserción y de promedio de escolaridad de los mexicanos mejoren por decreto.

No child left behind” es el nombre de una ley que en materia educativa se aprobó en el año 2001 y entró en vigor el 8 de enero de 2003 en los Estados Unidos. Esta ley tenía entre otros componentes la no reprobación de estudiantes de educación básica, pero implicaba una serie de elementos que constituían un proyecto integral que no buscaba esencialmente el abatimiento de la deserción escolar sino el cumplimiento de la responsabilidad del estado de brindar a cada niño una educación de calidad.

“Que ningún niño se quede atrás”, que es el nombre de este acto legislativo en español, planteaba la obligación de todas las escuelas públicas de aplicar un examen estandarizado común a nivel nacional para que a partir del análisis de sus propios resultados en los extremos de menor y más alto desempeño de los alumnos, cada estado definiera sus metas de mejora anual y planteara las medidas necesarias para lograrlas.

Para lograr las metas se establece la obligación de que cada escuela brinde a los padres de familia un informe detallado del desempeño, en términos de habilidades, de sus hijos y plantee con cada familia la estrategia de trabajo para mejorar dicho desempeño, incluyendo el brindar tutoría personalizada o atender en programas especiales de nivelación fuera del horario escolar a los niños que lo necesiten.

Se plantea además el apoyo para extender el uso de métodos y estrategias que han mostrado ser exitosas en la mejora de la calidad educativa y la instrumentación de investigación científica que apoye con conocimiento obtenido de manera directa y sistemática las decisiones de mejora que se apliquen en las escuelas.

Esta legislación establece claramente la obligación de cada escuela de brindar a los alumnos el trabajo de profesores altamente calificados, planteando los estímulos para las instituciones educativas que logren alcanzar sus metas y también las medidas que cada escuela estará obligada a tomar en caso de no mejorar al final de uno, dos, tres y cinco años consecutivos, llegando incluso a la reestructura completa de la escuela y la renovación parcial o total de su personal docente y directivo.

El problema de lo que se ha planteado por parte de la SEP en días pasados es que no parece haber una visión integral como la descrita anteriormente. A pesar de que existe una “Alianza por la calidad de la educación” que establece compromisos generales de mejora de la infraestructura y equipamiento de las escuelas, capacitación y evaluación docente y otras medidas que parecen apuntar hacia la mejora de la calidad, estos elementos no están suficientemente vinculados a los resultados de la evaluación que arroja ENLACE y no obligan a cada escuela y estado a plantear sus metas de mejora ni establecen las sanciones en caso de no lograrlas.

Por otra parte, tampoco se establece con claridad el apoyo del estado en cuanto a financiamiento para el apoyo con tutorías, servicios de orientación psicopedagógica y programas de nivelación en horario extendido a los alumnos que requieran subsanar deficiencias detectadas en la evaluación estandarizada y en las evaluaciones realizadas por sus profesores, ni una política clara que haga realidad la descentralización educativa y otorgue a cada centro escolar la responsabilidad en la mejora de la calidad a partir de facultades para tomar decisiones de capacitación, promoción o remoción de docentes y otras medidas fundamentales.

Coincidentemente, en los días en que el secretario de educación hacía este anuncio, se realizaba en la Universidad Iberoamericana León la sesión anual de la Cátedra Pablo Latapí Sarre del Sistema Universitario Jesuita, teniendo como invitado de honor al Dr. Martin Carnoy, célebre investigador y formador de investigadores, que ha realizado importantísimos estudios comparativos entre países sobre calidad educativa y es asesor del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en nuestro país.

En el seminario que impartió, el Dr. Carnoy planteó elementos muy relevantes para entender lo que incide en la calidad educativa y para aplicar estrategias que impacten verdaderamente en las causas que obstaculizan la mejora de la calidad.

Algunos elementos básicos planteados por este investigador son:

  • Dos variables fundamentales para la buena calidad educativa son los conocimientos que el maestro tiene sobre la materia que imparte y los conocimientos que tiene sobre la manera de enseñarla (contenidos y didáctica).
  • Una variable adicional es la cobertura del currículo. En la medida en que un docente cubre más porcentaje del programa de su materia se obtienen mejores resultados educativos.
  • Esta variable está relacionada con los conocimientos del maestro sobre su materia y con elementos del funcionamiento escolar: un maestro no cubre la totalidad del programa porque hay temas que no conoce o maneja bien, lo que hace que se concrete a repetir los temas que sí conoce. Un maestro no cubre la totalidad del programa también porque es llamado continuamente a juntas, cursos y otras actividades que lo distraen de su docencia. En muchos países estudiados por él, el profesor cubre apenas el 50% del tiempo que debería dedicar a su programa.
  • Los países con mejor desempeño tienen como rasgo esencial que existe un control fuerte del estado sobre la formación de docentes, que hay pocas instituciones formadoras pero con excelente calidad.

Estos son algunos elementos que debieran estar contemplados en un programa integral de mejora de la calidad educativa. Si se atendieran, tendríamos una menor deserción y haríamos efectiva la meta de que “ningún niño se quede atrás”. Si la calidad no mejora y se pretende abatir la deserción con decretos -“La acreditación de los grados primero, segundo y tercero de la educación primaria se obtendrá por el solo hecho de haberlos cursado”- , por más que pasen de año, muchos niños se quedarán atrás en la vida porque no tendrán herramientas para desempeñarse en una sociedad cada vez más exigente.

*Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ha hecho dos estancias postdoctorales como Lonergan Fellow en el Lonergan Institute de Boston College (1997-1998 y 2006-2007) y publicado dieciocho libros, cuarenta artículos y siete capítulos de libros. Actualmente es académico de tiempo completo en el doctorado en Pedagogía de la UPAEP. Fue coordinador del doctorado interinstitucional en Educación en la UIA Puebla (2007-2012) donde trabajó como académico de tiempo completo de 1988 a 2012 y sigue participando como tutor en el doctorado interinstitucional en Educación. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 1), del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores que actualmente preside (2011-2014), de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación y de la International Network of Philosophers of Education. Trabaja en las líneas de filosofía humanista y Educación, Ética profesional y “Sujetos y procesos educativos”.

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