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Lado B

Desde 2004 se vaticinaba que Grecia alcanzaría una deuda de  varios años por la  factura olímpica que adquirió, que ascendería a más de 7 mil millones de euros. Según un informe del banco privado Alpha Bank. Y es que el esfuerzo producido por este país para dicho evento significaría “la inversión pública más importante de la historia moderna de Grecia”.

Tan sólo 8 años atrás la economía griega crecía en promedio entre un 6 y 7% al año; el desempleo se encontraba en el punto más bajo registrado. Sin embargo, el panorama griego resultaría seriamente afectado, victimas de la “guerra mundial financiera”, señalaría Bostjan Videmsek, corresponsal de Periodismo Humano, en un trabajo publicado en Mayo de este año.

 “Toda Atenas explotaba de felicidad. Los griegos estaban viviendo sus antiguos mitos (…) Somos las primeras víctimas de la guerra mundial financiera (…) No sólo nos están quitando la vida, también nos están robando la dignidad”, señaló.

Cabe recordar que en el mes de febrero fueron aprobadas las medidas de austeridad que el parlamento determinó como necesarias para rescatar la economía griega. A pesar de dichas medidas, la protesta brotó en las calles, y miles de personas vieron como sus bienes se convertían en humo.

“Las calles de Atenas están llenas de mendigos y de los nuevos sin hogar. Hace un año, muchos de ellos vivían confortablemente. Ahora, de un día para otro, se han visto despojados de todo lo que tenían”, describe Bostjan Videmsek.

Constantinos Polychronopulos: una esperanza en las calles

El País publica este lunes un artículo referente a la solidaridad que ha resurgido en el pueblo griego, luego de la caída de su sistema financiero y el desempleo que en el mes de Abril alcanzó el 22.5%, “un alza desde una tasa revisada hacia arriba de 22% en marzo, con mil 109 millones de personas sin trabajo”, informó El Financiero.

“Cada día en una calle de Atenas se cocina algo de esperanza. Se prepara en una olla de una treintena de litros y se sirve con cubiertos de plástico. El cocinero se llama Constantinos Polychronopulos, no se ha encontrado nunca con los miembros de la troika que prescriben la dieta para su país, pero conoce sus efectos. Desde diciembre organiza a diario un convite para los que no tienen ninguna mesa a la que sentarse”, describe el artículo.

Constantinos Polychronopulos, ex-trabajador de una empresa privada de Marketing que perdió su empleo en 2009, decidió salir a las calles de Atenas para compartir los alimentos con las personas que, como él, habían perdido su trabajo y se encontraban en una situación de pobreza: “pensé que si cocinábamos y comíamos juntos la gente lo aceptaría”, relata al diario español.

Y agrega: “En la mesa de Polychronopulos no hay papeles, ni nacionalidades. La sopa se reparte en unos 30 pequeños contenedores de aluminio. Los comensales forman una hilera iluminada por la luz de los coches que pasan”.

Continúe leyendo el artículo «El cocinero de los Pobres de Mariangela Paone en el siguiente link.