Lado B
Dos miradas al cine independiente en México
Los realizadores Michael Rowe y Olallo Rubio exponen sus puntos de vista acerca de vivir al margen de los grandes presupuestos
Por Lado B @ladobemx
17 de julio, 2012
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El cine en México dista mucho del de su vecino del norte; en su propio país debe luchar contra la gran maquinaria publicitaria hollywodense. Por si esto no fuera suficiente, un grupo de cineastas también se mantiene alejado de las grandes produductoras -y por lo tanto- distribuidoras nacionales. Refugiados en la independencia, Michael Rowe y Olallo Rubio platicaron en momentos distintos con Lado B acerca de los problemas y las ventajas de esta forma de hacer cine

Foto: Raúl García

Paco Coca

@PacoCoca 

Olallo Rubio, mejor conocido como locutor de radio de la extinta estación defeña Radiactivo, lleva tres cintas dirigidas: ¿Y tú cuánto cuestas?, This is not a movie y Gimme the power, ésta última un documental acerca del grupo Molotov. Durante una visita a Puebla para presentar esta cinta, compartió con Lado B algunas de sus impresiones sobre el quehacer de los cineastas independientes en México.

La independencia y el ser parte del underground en ciertos casos son algo temporal, la popularidad alcanza a los artistas independientes y estos deben aprender a trabajar con esta situación. “A veces hay que bailar con Dios y con el Diablo”, dice Rubio, en parte en referencia al grupo Molotov, protagonista de la mencionada cinta, aunque el comentario también podría ser aplicado a su cine, ya que Gimme the power recibió una buena difusión a nivel comercial al salir con 92 copias -lo cual los sigue dejando muy atrás de cintas estadounidenses que salen a la cartelera con cerca de 300 copias-. El cineasta asegura que a veces es necesario a utilizar los medios masivos de comunicación para dar a conocer algunos trabajos, aunque considera que es importante mantener cierta independencia para no perder el control sobre el trabajo que realiza.

El ex locutor radiofónico se ha mostró muy crítico con cintas como “Colisio, el asesinato”, que cuentan con un presupuesto grande -59 millones- y llegan a la cartelera comercial con una cantidad de copias más acorde a una producción holywoodense que una mexicana. Rubio pone como ejemplo su más reciente película, Gimme the power, “Nosotros empezamos a hacer la película con nuestros ahorros, es una película hecha entre amigos. Pagábamos las cámaras con lo que sacábamos ese día en el cajero automático (…) y poco a poco se fueron reuniendo más personas para apoyarnos”. La cinta contó además con el apoyo de Foprocine, uno de los canales que tienen los cineastas mexicanos para recibir dinero por parte del gobierno para completar sus cintas. No se trata de financiamiento como tal, sino de un recursos en contratos de coproducción vía capital de riesgo o contratos de crédito, como dice su propia convocatoria.

“Todos somos contradictorios, pero hay una gran diferencia entre la contradicción y la incongruencia”, remata Rubio.

 

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