Lado B
Podrán cortar las flores pero no impedirán las primaveras
“Los helicópteros de las televisoras y las radios sobrevuelan todo el recorrido de la marcha. Algunos camarógrafos provocan a los estudiantes para obtener las imágenes de la “intolerancia estudiantil”. Una señora le hecha agua a un camarógrafo que no ha dejado de ofender a los marchistas”.
Por Lado B @ladobemx
27 de mayo, 2012
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Etcétera Librería

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“Los helicópteros de las televisoras y las radios sobrevuelan todo el recorrido de la marcha. Algunos camarógrafos provocan a los estudiantes para obtener las imágenes de la “intolerancia estudiantil”. Una señora le hecha agua a un camarógrafo que no ha dejado de ofender a los marchistas”.

Los días y las rabias se han ido entrelazando uno a uno entre sí. Los pasos de estudiantes que empaparon las calles con sus sueños no han quedado atrás. Las historias de la lucha estudiantil de los años 1999 y 2000 quedaron impregnadas en el libro “Huelga! La rebelión de los paristas”, que escribió el colectivo la Guillotina y que editó en 2011 en Casa Vieja ediciones.

En este libro se encuentran artículos que la revista Guillotina publicó durante la Huelga de la UNAM. Una huelga que comenzó el 21 de abril de 1999 en contra del reglamento general de pagos que subía el costo de ingreso a la UNAM de 20 centavos semestrales, a 500 pesos en el bachillerato y 1000 pesos en licenciatura cada seis meses. En el libro se encuentra una cronología detallada de los 300 días de la huelga, testimonios de los estudiantes, de sus experiencias y aprendizajes colectivos, poemas y una reflexión actual del impacto que tuvo la huelga en ese tiempo y en el actual y de cómo está ahora la UNAM y la educación en México.

El libro brinda un espejo que del pasado hacia el presente transporta un reflejo, similitudes de movimientos que surgen de la crisis de un sistema político que en estos movimientos manifiesta otras formas de hacer política que van más allá de los partidos políticos y que se plantean una organización que rompe las “viejas” formas, que se salen del molde de los liderazgos y se expanden en una horizontalidad que desespera a los medios de comunicación. Podemos leer de cerca los pensamientos de los chavos y chavas de la huelga que cuentan lo que pasaron desde que decidieron incorporarse a la lucha y todo lo que eso implicó en su familia. Las discusiones, los debates, la dificultades, lo difícil que es aprender a organizarse y lo normal que es cometer errores en estos procesos, todo eso lo podemos ver en la lectura que nos lleva de la mano de muchos corazones y voces diversas que tejieron una reflexión que ahora se ve y se valora tan imprescindible como la memoria.

Este libro abre una línea por la que se escapan los recuerdos y comienzan a caminar contándonos,  para empezar, cómo desde un proceso de consulta se fue gestando la huelga, cómo se fueron integrando las facultades, cómo se hicieron las asambleas y cómo se fueron realizando aquellas marchas multitudinarias, como aquella marcha que se anunció mucho en Televisión para que todo mundo viera el “desastre” que causaban los paristas que por el periférico marcharon recorriendo los barrios desde Mixcoac hasta Tacubaya cercados por la policía y que recibían desde las ventanas el apoyo de los vecinos de los barrios más pobres del D.F. En algunas de las reflexiones podemos encontrar un análisis muy puntual de quiénes eran estos estudiantes, jóvenes sin futuro que no llegaron con el referente del socialismo y que por el contrario, quizás compartían de entrada la incertidumbre, jóvenes que no eran tomados en cuenta mas que como cifra, número o voto. Una generación que de forma irreverente rompió con los moldes de lo políticamente correcto y que logró que la universidad no se privatizará,  que logro que el papel del conocimiento y la ciencia regresaran al lugar en el que debían estar, no encerrados, sino liberados, al acceso de todos.

Mientras se van pasando las palabras y las hojas de este libro casi se puede oír la música que inspiró este baile rebelde, el slam que hizo que la banda saltara una y otra vez y que, como dice el libro, con toda la heterogeneidad que caracterizó a la huelga, se fueran haciendo presentes esos seres tribales urbanos sin nombre que se reconocieron en otras experiencias, que marcaron a esta generación y que le mostraron dignidad, pues luchas como la zapatista fueron un inspiración para esos modos que marcaron la consulta, el otro modo, la búsqueda en medio de la incertidumbre.

Hay palabras, preguntas que se pueden extraer del libro y que siguen teniendo mucho significado en el presente, como algunas de las siguientes que fueron publicadas durante aquellos días de la huelga y que aparecen en este libro:

 “¿Por qué tanta extrañeza de qué los jóvenes desconfíen y rechacen dirigentes, partidos y simulacros políticos? Esto pasa en todo el mundo desde los años sesenta. ¿Será por el ruido con que han denunciado su exclusión de la democracia eterna que nos quieren meter por vía oftálmica? ¿por qué son extravagantes? NO MAMEN. ¿Será que Zedillo y sus secuaces, todos ellos universitarios de los sesenta, están en una onda “retro”?”

Esta frase va porque quizás en estos tiempos podríamos omitir el Zedillo y poner cualquier otro nombre de presidente o candidato en turno. De cualquier modo la extrañeza ante la desconfianza juvenil no ha dejado de hacerse presente.

En la última parte del libro se identifica un concepto que tipificó el delito de rebelarse ante la injusticia y que fue denominado “peligrosidad social”, de esto se acusó a muchos de los estudiantes detenidos durante el movimiento. Es impresionante recordar mediante la cronología que se hace en el texto que hubo muchas estudiantes de preparatoria violadas para advertir y amedrentar al movimiento, que hubo asesinatos y que tan sólo en la entrada de la Policía Federal Preventiva a la UNAM el 6 de febrero del 2000 fueron 1000 estudiantes detenidos, por orden del entonces rector Juan Ramón de la Fuente.

Esto y más son las historias que ya nos anunciaban lo que pasaría en la normal del Mexe, Hidalgo, en Atenco unos años después, en Oaxaca, en Ayotzinapa. Ahora en un país sumergido en la guerra, ¿cómo no van a sobrar los “socialmente peligrosos” para tanta injusticia? Afortunadamente, como dice un subtitulo de este libro, a pesar de los pesares, de los muertos, de los presos, de los ataques televisivos y de los años “Podrán cortar las flores pero no impedirán las primaveras”.

HUELGA! La rebelión de los paristas (El conflicto de la UNAM 1999-2000) se presentará en el Viernes 1 de Junio a las 6:00 pm Etcétera Librería (6 poniente 104, San Pedro Cholula)

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