“No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro… de quien la nombra hoy,

pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada…”

Cuarta Declaración de la Selva Lacandona

Marcos Nucamendi /Amnistía Internacional

A propósito de la lista tan ominosa y extensa de compañeros periodistas y defensores de derechos humanos asesinados, hostigados y desaparecidos, recuerdo escuchar hace unos días a Carmen Aristegui haciendo un atento llamado a tener al miedo, como la condición humana nos obliga, mas no como algo que pueda sencillamente, inmovilizarnos. Y está en lo cierto, ante un paisaje que día con día refrenda con ejemplos contundentes los altísimos costos que han de pagar personas como Regina Martínez -la periodista asesinada en Veracruz este sábado 28 de abril-, es urgente que la palabra de todos los periodistas, defensores y ciudadanos que se han movilizado en las pasadas horas, se haga escuchar. Es urgente que el día de hoy, 30 de abril de 2012, último día de sesiones de la presente legislatura, sean aprobadas por la Cámara de Diputados, la Ley de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, así como la Ley General de Víctimas.

De no sucederse de tal manera, los legisladores y el Estado mexicano en particular, estarán aletargando una deuda que hace tiempo –antes de convertirnos en uno de los lugares más peligrosos para ejercer el periodismo y defender los derechos humanos-, debió haber sido saldada. Estarán dejando en claro que el asesinato de la compañera Regina Martínez, corresponsal de Proceso en Veracruz y con sus 30 años de ejercer su profesión de manera responsable y comprometida, ha sido en vano. Dejará claro que 75 periodistas asesinados desde el año 2000, no han bastado; que 61 defensores asesinados desde 2006, tampoco lo han hecho. Dejarán en claro que personas como el Padre Alejandro Solalinde –director de un albergue para migrantes en Ixtepec, Oaxaca- deberán seguir cuidándose por sí mismos las espaldas cada vez que doblan la esquina; que personas como los compañeros del Semanario Zeta en Tijuana, deberán seguir firmando hasta la más inocente nota a nombre de la redacción para no ser sujeto de represalias individuales, sin que ello sea plena garantía.

Sin más por el momento, además de solicitar la investigación pronta e imparcial en el caso de la compañera Regina Martínez, hacemos un atento llamado a que la Cámara de Diputados apruebe en lo general y en lo particular, la Ley de Protección y la Ley General de Víctimas. En los últimos meses, miles de personas han alzado su voz firmando nuestras peticiones www.alzatuvoz.org/defensores y www.alzatuvoz.org/periodistas; y dirigiéndose a través de Twitter a los legisladores y autoridades primeramente responsables de aprobar dichas leyes. El día de hoy, te pedimos no dejar de apoyar nuestro llamado por medio de redes sociales (#LeyProteccion #LeyVíctimasYa @diputadosPRI @diputadosPAN @diputadosPRDLXI @nombredediputado).