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Cutberto Pérez, el mariachi rockstar
Trompetista, viajaba de concierto en concierto, ya sea con artistas rancheros como: Lola Beltrán, Lucero, Aída Cuevas, Amalia Hernández y Luis Miguel, o sólo con su agrupación, el famoso Mariachi 2000. Su gusto por el jazz y la música clásica hizo que dejara en un sonido particular que sirvió de ejemplo para muchos músicos mariacheros.
Por Lado B @ladobemx
15 de marzo, 2012
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Eric David Montero

Trompetista, viajaba de concierto en concierto, ya sea con artistas rancheros como: Lola Beltrán, Lucero, Aída Cuevas, Amalia Hernández y Luis Miguel, o sólo con su agrupación, el famoso Mariachi 2000. Su gusto por el jazz y la música clásica hizo que dejara en un sonido particular  que sirvió de ejemplo para muchos  músicos mariacheros.

Su adicción al alcohol y a la cocaína era un secreto a voces por músicos del gremio, quienes  afirman haber trabajado con él, -y quienes no también- que antes de iniciar una presentación,  no le faltaba su dosis, para templar los nervios. Que cuando no lo hacía, los gallos salían a flote por el pabellón de la trompeta y la embocadura no le ayudaba.

Después de las líneas, se regulaba su forma de tocar, alcanzaba notas muy altas. Hay quien afirma que en su formación musical pasó por Nueva Orleans, la cuna del jazz, por eso su impresionante estilo.

El originario de Ojinaga Chihuahua, gustaba de la música de The Beatles y de Johann Bach Sebastian. Tanto que a los primeros les dedicó un popurrí; del segundo, grabó una versión de “Jesús Alegría de los hombres”, que dejó los sonidos celestiales para convertirla en una verdadera pieza llena de jolgorio, difícil de ejecutar para cualquier trompetista de mariachi.

En 2002, su muerte pasó desapercibida, sólo dos medios impresos fueron los que hicieron eco de la pérdida de este maravilloso músico, que murió por una sobredosis de cocaína, cosa que no se mencionó en las notas de aquel 12 de enero del 2002.

Su máximo y el mejor de los arreglos musicales fue aquel que hizo  de “La Bikina”, para que la cantara Luis Miguel, con quien dejó una gira pendiente, por que su organismo ya no aguantó la última línea de coca, y tuvo que ser hospitalizado a los 55 años de edad.

Sólo los mariachis lloraron su partida, interpretaron su música a un lado  de su ataúd que guardaba su cuerpo.  Sobre aquél féretro estaba su sombrero, que lo acompañó en sus giras. Alguno que otro cantante ranchero como Pepe Aguilar lo despidió. Pero para la demás gente, el rockstar Cutberto no existió.

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