Lado B
Letra e historia: biblioteca José María Lafragua
Por las manos de Manuel de Santiago han pasado libros del siglo XIV y hasta manuales de caceria de brujas
Por Mely Arellano @melyarel
17 de febrero, 2012
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Manuel de Santiago Hernández respira historia. Por sus manos han pasado libros que datan de 1370 –un Breviario Romano—, 17 incunables y obras impresas en México en el siglo XVI –Opera Medicinalia–, por mencionar algunos de los 90 mil volúmenes, más de la mitad producidos entre los siglos XVI y XVIII,  que resguarda la biblioteca histórica José María Lafragua.

“Nosotros garantizamos la materialidad del libro: conservación, descripción, identificación y difusión”, explica a Lado B el  director de la que alguna vez fue la biblioteca del Colegio del Espíritu Santo, del Real Colegio Carolino del Espíritu Santo, de San Jerónimo y de San Ignacio, y del Colegio del Estado de Puebla.

Y en ese proceso han encontrado no sólo la letra impresa, sino hasta huellas de los hombres y mujeres que alguna vez tuvieron en su poder los libros, lo mismo recaditos, que aclaraciones y billetes de lotería, que trazan historias paralelas.

“En un libro encontramos dos boletos de lotería, uno comprado en Cuba y otro en Veracruz. ¿Qué nos dice eso?, que el dueño viajó”.

De Medicina. Celso, Aulo Cornelio. 1497. Biblioteca Lafragua. BUAP

Y otro caso curioso: “Un libro tenía un papel pegado en la tapa y decía algo como No se piense que este libro es de la librería del convento, este libro pertenece a fulano de tal, porque lo fue a recoger a la cuetería, donde el padre lo vendió al cuetero”.

O mensajes de este tipo: “No se compre chocolate a la señora. Seguramente alguien le pidió a la señora que vendía chocolate que le llevara el libro al señor cura. Cuando llegó le dio el libro y le preguntó ¿Va a querer chocolate el señor? A lo que, después de ver el recado, seguramente contestó: Hoy no. Gracias”.

De Santiago tiene muy claro por qué es necesario el esfuerzo que hace, orgullosamente afirma que Lafragua es la biblioteca especializada en fondo antiguo con más desarrollo tecnológico del país, además de una de las más grandes y variadas en cuanto a su material.

Actualmente se encuentra en construcción el catálogo online (registro, identificación y catalogación) y cuenta, además, con un padrón de aproximadamente 800 investigadores nacionales y extranjeros.

“La valoración de lo que la biblioteca significa –dice- es generacional. Quiero que las futuras generaciones sepan que la conservación de esta biblioteca vale la pena. Yo, por el momento, hago mi parte”.

Contando historias

Todos los libros cuentan una historia. O dan una lección. O un consejo. El contenido que el autor y el impresor pusieron en las páginas define al libro. Pero su valor –que no costo- no se basa exclusivamente en ello, sino en un montón de detalles y características, e incluso en su propietario y el uso que este hizo de él para hacerlo suyo  (firmarlo, subrayarlo, hacerle anotaciones, sellarlo).

Malleus Maleficarum. Biblioteca Lafragua. BUAP.

El valor de un libro también está relacionado con su antigüedad, la forma en que fue hecho, el tema que aborda y hasta su tamaño.

Hoy ya nadie acusaría a una mujer de ser bruja y “causar granizo, tempestades y rayos, y esterilidad en los hombres”, pero la conservación del Malleus Maleficarum o Martillo de las Brujas no es por su vigencia, o con la intención de ponerlo en práctica, sino porque a través de él podemos comprender una época.

Así, un libro de 1486 destaca no sólo porque la fecha en que fue editado lo hace un incunable, sino también porque está firmado por Fray Francisco de Toral, quien contribuyó a la evangelización en la zona de Puebla, para lo cual incluso aprendió náhuatl y popoloca, y después se convirtió en Obispo de Yucatán.

Estas dos obras forman parte del acervo de la Biblioteca José María Lafragua, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Una biblioteca mayoritariamente de fondo antiguo y dedicada a la investigación especializada.

Custodiando el legado

Gramática Egipcia. Champollion, Jean Francois, Le jeune, 1790-1832. Biblioteca Lafragua. BUAP

El trabajo de la biblioteca se centra en tres ejes: la conservación preventiva y mínima intervención, la protección legal del patrimonio y la difusión.

Para la conservación y mínima intervención mantienen condiciones especiales de albergue, controlando la humedad relativa y la temperatura, y procurando cero exposición a la luz para retardar el proceso de degradación, pues los libros antiguos están hechos de materiales naturales: papel (papel de trapo), cuero y madera.

En temporada de lluvias, cuando hay mucha humedad, usan deshumidificadores para absorberla; por el contrario, cuando hay sequedad extrema por falta de lluvias, activan  humidificadores que arrojan humedad.

Los libros son patrimonio de la sociedad, custodiados por la BUAP para su conservación. La protección legal consiste prácticamente en establecer reglamentos que impidan su venta o desaparición.

Finalmente, los bibliotecarios realizan una importante difusión del acervo, además de organizar cursos, exposiciones, conferencias y presentaciones de libros, entre una larga lista de actividades frecuentes.

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Autor Lado B
Mely Arellano
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