Eric David Montero

Qué razón tuvo Jaime López, al afirmar que cada país tiene la música que se merece, luego de la polémica que desató la composición de la cancioncita del bicentenario que hizo junto con Aleks Syntek, en el pasado 2010. El autor de la Chilanga Banda no tuvo mal atino en sus comentarios.

Los narcocorridos es un género que se ha extendido para bien o para mal en el gusto de la sociedad, especialmente los denominados del “Movimiento Alterado”, que no hablan de otra cosa más que de decapitaciones, levantones y ejecuciones sangrientas.

Alfredo Ríos “El Komander”, Los Buchones de Culiacán, El RM, Los Buitres de Sinaloa, Gerardo Ortíz, Los Nuevos Elegantes, y demás grupos de esa misma índole, han cambiado totalmente la forma de cantar los corridos. Aparte de las ya conocidas historias de fama, muerte y gloria de algún personaje, las letras son más explícitas que muchos lo han tomado como una apología del crimen organizado.

En diferentes entrevistas para medios de comunicación, Alfredo Ríos, ha espetado que  él no es ningún vocero de miembros de crimen organizado. Incluso, en WRadio afirmó que lo ponen en una posición de “defender lo indefendible”, pues el sólo cuenta historias de las cuales es testigo la sociedad del estado de Sinaloa de donde es oriundo,  región a la cual se le considera «Cuna de Narcotraficantes».

Voceros o no del crimen organizado, hay algo que sí está claro: los denominados “corridos alterados” existen, es por que hay gente a la que le gusta ese tipo de música, y por qué no decirlo, algunos tienen aspiraciones de llegar a ser un delincuente estilo Chapo Guzman, La Barbie, los Arellano Félix, Amado Carrillo o cualquier otro jefe del narcotráfico, bendecido por los negocios de giros negros.

La pregunta es ¿realmente la sociedad se merece música como la del movimiento alterado?, tal vez sí, por que el narcotráfico se ha ido extendiendo tanto por complicidad de las autoridades, como del silencio de la misma sociedad.

Lo que sí deja muy en claro Alfredo Ríos, es que si los grupos dedicados al corrido dejan de contar tragedias o alabar a ciertos personajes a su muy particular estilo, la violencia en el país seguirá latente. Lo que se le olvida es que sí hay quien se deja influenciar por la música, sí existen personas a las que les da por entrar a las filas del narcotráfico, por ambiciosos o por conseguir más recursos para subsistir.