Lado B
Proyecto Walsh: Operación Masacre, mash-up y web 2.0
Por Lado B @ladobemx
05 de diciembre, 2011
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  • El Proyecto Walsh recrea la investigación que dio origen a Operación Masacre con herramientas 2.0.

Anahí Lobato | Tomado del sitio de la Universidad Nacional de Rosario

Con su «Operación Masacre» Rodolfo Walsh dio inicio, en 1957, a un nuevo modo de escribir textos periodísticos que, más tarde, recibió varios nombres. Clasificado como periodismo literario, non-fiction, nuevo periodismo, lo cierto es que el libro de Walsh redefinió las fronteras que mantenían separados al ejercicio periodístico y la narración literaria. No sólo eso: el relato -que narra los fusilamientos ocurridos en junio de 1956 en José León Suarez, durante el gobierno de facto del Gral. Aramburu – también significó un hito en el compromiso con la investigación periodística y la denuncia en tiempos de persecuciones y asesinatos políticos.

53 años más tarde, dos periodistas y docentes universitarios proyectaron una experiencia de homenaje y re-construcción de la investigación de Walsh valiéndose de herramientas digitales. Álvaro Liuzzi y Vanina Berghella emprendieron este relato experimental desarrollado integralmente con nuevas tecnologías. El primero de ellos visitó nuestra ciudad para exponer la experiencia en el marco del encuentro «Derechos Humanos y redes sociales», organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de Rosario. En ese contextó, dialogó con la Dirección de Comunicación Multimedial acerca de los objetivos y resultados del Proyecto Walsh.

El Proyecto Walsh y la cultura Mash Up

«Proyecto Walsh es un proyecto periodístico experimental que recrea a través de la web y las redes sociales todo el trabajo de investigación que Rodolfo Walsh hizo de los fusilamientos de José León Suárez en el año 1956 y 1957. Digo recrea porque principalmente en Twitter se toma la voz en primera persona de Walsh y entonces es él quien va contando en tiempo real todo su trabajo, estableciendo un paralelismo entre esos dos años de mediados de siglo y lo que ocurre en el 2010 como proyecto más integral», explica Liuzzi cuando se le consulta por el sentido de su emprendimiento digital.

De hecho, según el autor contará luego en el encuentro sobre derechos humanos y redes sociales, el Proyecto Walsh encuentra sustento en el moviemiento mash up que hoy inunda los espacios de la web. El mash up es un género artístico que se basa en la construcción de una nueva obra a partir del mestizaje de obras anteriores. Una suerte de collage que encuentra el auge en su producción gracias a la digitalización de contenidos. Proyecto Walsh es, en definitiva, un intento de re-mezcla para producir nuevos sentidos a partir de la obra de Walsh y de los vericuetos de su investigación periodística.

Para la producción de esta «nueva obra», Liuzzi y Berghella apelaron a herramientas digitales gratuitas y socialmente disponibles a partir de las cuales «se va defragmentando Operación Masacre». Direcciones en googlemaps, fechas claves de la investigación en una línea de tiempo multimedia, notas de contexto sobre el trabajo de Walsh y relatos en redes sociales componen la batería de herramientas pensadas «para que la gente pueda acercarse a la historia sin necesariamente tener el libro en la mano», explica Liuzzi.

Para el periodista, el principal objetivo del proyecto era rendir tributo a la obra de Walsh: «por ser un referente en el periodismo argentino. Homenajear una obra que está excelentemente contada, publicarla en la web sobre todo para que la conozca gente que no lo conocía y para que quienes la habían leído puediran acercarse a la historia de otra manera».

Según Liuzzi, el Proyecto Walsh aporta «una perspectiva más contextual, más visual» de la obra. La idea es que la audiencia pueda acercarse a observar los pasos de la investigación, los lugares que recorrió Walsh, su casa en la plata, los basurales de José León Suárez y, de esa manera, aproximarse desde otras lecturas a la obra original.

De la idea a las pantallas

Poner en marcha un proyecto multimedial de estas características requirió desarrollar una investigación propia de los detalles de la vida de Walsh y reconstruir paso a paso las indagaciones que llevaron al autor de Operación Masacre de la escucha casual de la frase «hay un fusilado que vive» a la publicación del libro que hoy es ícono del periodismo literario y de investigación.

«Me fue necesario volver a leer el libro dos veces más, poniendo el énfasis en las fechas, en las direcciones, en detalles que no había observado en mis primeras lecturas en la secundaria y la Universidad», relata Liuzzi. Con los datos recolectados en la investigación propia, el autor pudo dotar de voz a la cuenta de Twitter de Rodolfo Walsh y pensar qué diría y haría el escritor si hubiese tenido una cuenta en la red a mediados del Siglo XX.

Esa fue, quizás, la parte más ardua del emprendimiento. «Sabía que podía tener críticas por el hecho de darle voz a alguien como Rodolfo Walsh en una red social, pero ese eje del proyecto me parecía esencial y particular. Por suerte no hubo demasiadas criticas. Sí, al principio, las hubo de gente que no entendía el proyecto integral, gente que se creía se trataba sólo  de una cuenta en Twitter», cuenta Álvaro Liuzzi.

Las repercusiones en el público no se hicieron esperar. Por supuesto, hubo quienes se animaron a interactuar con ese Walsh que publicaba en Twitter como cualquier ciudadano del 2011. «Una de las cosa que más me soprendieron fue que militantes de derechos humanos, estudiantes de todos los niveles, profesionales, políticos, le dejaron comentarios a Walsh en la cuenta de Twitter agradeciéndole su trabajo, agradeciendo que se muestre la obra de otra manera. Hubo gente que entendió perfectamente que este Walsh está twitteando desde 1957 y entonces decide acercarle datos, adelantarle cosas. Hubo gente que entró en la sintonía del proyecto y pudo, por eso, entrar en conversación con Walsh», describe Liuzzi, para quien generar interacciones con la audiencia era de uno de los propósitos centrales de la puesta en marcha del emprendimiento experimental.

Cumplido un año del comienzo de las publicaciones en el blog y en el ecosistema de medios sociales que se generó a su alrededor, Liuzzi evalúa los aportes de su proyecto al periodismo digital en permanente proceso de transformación. En este sentido, considera que lo más valioso fue la intención de animarse a experimentar con otros formatos «que no son necesariamente periodismo duro».

Para Liuzzi, entender «que se puede hacer non fiction en internet, que se pueden mezclar lenguajes que otro tipo de periodismo, hacer buenas producciones multimedia y jugarse un poquito más» es el legado que Proyecto Walsh puede dejarles a los periodistas digitales que tienen intenciones de experimentar e ir más allá de lo que hoy hacen los grandes medios en la web. «Sé que es difícil, que para muchos medios es muy complejo, pero teniendo la posibilidad de hacerlo de manera independiente y con herramientas gratuitas, es totalmente posible», concluye.

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