Lado B
Luis Valdez, Zoot Suit y 42 años de cine chicano
Un movimiento cinematográfico sobre la identidad y la ruptura generacional de mexicanos en EU
Por Lado B @ladobemx
28 de octubre, 2011
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  • Zoot Suit retrata muy bien la ruptura entre la generación de mexicanos que vive en EU pero es fiel a sus costumbres y los jóvenes chicanos que viven dentro de las dos culturas
  • “Soy hombre de teatro, fundador del teatro campesino, empezamos con César Chávez, con unos campesinos como actores, sin un centavo realmente, se hizo con puro pujido”
  • La identidad de los mexicanos es el tema de las cintas de Luis Valdez, quien además se ha esforzado por cambiar la imagen que promovían los medios de comunicación estadounidenses de los chicanos como delincuentes violentos

Luis Valdez.

Paco Coca

@PacoCoca

El cortometraje I am Joaquín de 1969, no sólo fue el debut de Luis Valdez y el Teatro Campesino en el séptimo arte, también marcó el inicio del cine chicano.

A Valdez, sin embargo, el reconocimiento le llegaría unos años después con el largomentraje Zoot Suit, de 1981, que inicialmente era una obra de treatro basada en un caso llamado “Sleepy lagoon murder” (El asesinato de la Laguna dormida).

Zoot Suit.

El 2 de agosto de 1942 se encontró en una reserva ecológica del sudeste de Los Angeles el cadáver de José Diaz. La histeria desatada por los periódicos sensacionalistas terminó con el arresto de 300 jóvenes méxico-americanos, que derivó en un juicio calificado de racista y donde se violaron los derechos de los acusados, ante un jurado compuesto sólo por «gente blanca».

El Teatro Campesino, dirigido por Luis Valdez, montó la obra donde el protagonista Henry Reyna –interpretado por Daniel Valdez, hermano del director de la cinta-, es acusado injustamente del asesinato de un miembro de una pandilla rival, aunque el personaje más entrañable de la cinta es el pachuco, una especie de conciencia de Reyna, que es intepretado por Eduard James Olmos en su debut cinematográfico.

La cinta retrata muy bien la ruptura entre la generación de mexicanos que vive en EU pero es fiel a sus costumbres y los jóvenes chicanos que viven dentro de las dos culturas. “You look like and idiot, pendejo» dice el padre de Reyna cuando ve a su hijo vestido con un zoot suit o traje de pachuco.

El académico de la Universidad de California en Los Angeles, Guillermo E. Hernández, define el término pachuco de la siguiente manera:

«Los términos pocho y pachuco adquieren una gran variedad de connotaciones, de acuerdo a la intención de quien los emplea, así como del contexto y la época en que se utilizan. Mas a pesar de tal variabilidad, (…) sus características fundamentales se reducen a la expresión lingüístíca en el pocho y al vestir en el pachuco. Visto de otra perspectiva, e íntimamente ligada al lenguaje y al vestido, debe considerarse la influencia angloamericana en las costumbres rurales del pocho, así como en los grupos urbanos de clase trabajadora de los que proviene el pachuco».

La identidad de los mexicanos es el tema de las cintas de Luis Valdez, quien además se ha esforzado por cambiar la imagen que promovían los medios de comunicación estadounidenses de los chicanos como delincuentes violentos. “Yo era muy joven y salía con mi primo, Billy Miranda, y su amigo, que se llamaba CC, que era un chaparrito pachuco. Billy desgraciadamente murió violentamente en Phoenix, algo trágico porque él no era nada maldito, pero el otro, CC, sobrevivió y cuando yo le dije a mi hermano, ‘voy a trabajar con los campesinos’, me dijo, ‘vas a trabajar con CC’ que había cambiado su apodo de juventud y ahora usaba su nombre completo, se trataba de César Chávez (1927-93), un activista por los derechos de los campesinos mexicanos en EU, fundador de la Unión de Trabajadores Campesinos.

César Chávez.

“Yo conocí a César Chávez cuando él era pachuco y tenía 19, entonces no todo el pachuquismo es algo violento, César Chávez se convirtió en el discípulo de la no violencia”.

Esta mezcla de identidades o la creación de una nueva de los mexicanos, o hijos de mexicanos en Estados Unidos, es bien representada por la música y aparece como uno de los elementos constantes en la obra cinematográfica de Valdez, tal es el caso de los bailes de salón Zoot Suit o la historia del músico rockanrrollero Ritchie Valens en La Bamba, de 1987, donde el grupo musical Los Lobos hace una versión renovada del clásico son jarocho que cantara Valens en los 50’s a ritmo de rock and roll.

El nacimiento de Zoot Suit

“Soy hombre de teatro, fundador del teatro campesino, empezamos con César Chávez, con unos campesinos como actores, sin un centavo realmente, se hizo con puro pujido. El teatro se fundó en el 65, llegamos a la obra (Zoot Suit) en 77, eran doce años de práctica constantes. Pero sobre todo, la filosofía que nosotros aplicamos es de la necesidad de volver negativos a positivos, es muy importante, porque lo negativo y lo positivo están pegados. El pachuco –personaje interpretado por Eduard James Olmos- en sus colores es una represantación del dios Tezcatlipoca, que es el gemelo opuesto de Quetzalcóatl, aquí se ven ambos lados”.

“Me dieron 13 días para filmar esta película, se hizo en menos de dos semanas, me dieron un millón de dólares, parece mucho pero en términos de Holywood no es nada. El presupuesto común era de 20, 25 millones para una película, fue un reto completo para mí, un bautismo de fuego. Yo decidí montarla en el mismo teatro donde había tenido una corrida de casi un año, el teatro Acuario, en Hollywood, que tiene un escenario muy grande, 60 pies -20 metros aprox.- de ancho.

Uno de los grandes aciertos de esta cinta es que por estar filmada dentro de un teatro mantiene una imagen atemporal. El director relata que esto fue en parte casualidad, pues pese a que fue hecha a principios de la década de los 80, la historia sucede en los años 40’s y todas las cintas de ese periodo eran filmadas en estudios. Se trata de una película que no sólo no presenta secuencias en exteriores, sino que incorpora los elementos teatrales de la misma forma que décadas después lo harían un director como el danés Lars von Trier en su cinta Dogville.

“Lo que nos prestó –el filmar en un teatro- fue el sentido de la época, eso hace a la película más auténtica no le hace cuántos años pasen, porque pertenece a los 40’s y así se parece, no importa que esté a colores (…). Si me hubieran dado los 20 millones que yo pedía, mi primera idea era ir a la calle y revivir los motines, los zoot suit riots, meter al ejército, meter marina, meter policías y muchos pachucos. Eso hubiera cambiado el aspecto de la obra”.

“Era mi primera película y esa disciplina que me impusieron me obligó a verla de otra manera. Este aspecto ‘brechtiano’, ese romper con que es una fantasía, no, es la realidad, y a la vez es un documental de la corrida que tuvo con tanto público. Ese teatro se lleno por un año, mil 200 butacas, cada noche se llenaba por completo. Fue el éxito más grande en la historia del teatro de Los Angeles y lo sigue siendo, gracias a la presencia de tanta raza”.

Tiempos violentos

Años después, otra película con una temática similar ocuparía un espacio importante en las carteleras estadounidenses y mexicanas. Se trata de Santana, americano yo (American me, EU, 1992), el debut como director de Eduard James Olmos, ya un actor consagrado a principios de los 90’s.

American Me.

El proyecto fue ofrecido en primera instancia al propio Valdez, pero éste lo rechazó porque no quería encasillarse en cintas de chicanos en la cárcel, y fue hasta que Olmos retomó el proyecto unos años después, que este se convirtió en un gran éxito taquillero y una actualización hacia México de la imagen de los chicanos, dejando atrás a los pachucos para introducir la imagen del cholo en el imaginario nacional.

La cinta narra la historia del crecimiento de la mafia mexicana dentro de los penales de California –de los 50’s a los 80’s-.

Olmos, que dirige actualmente el Festival de Cine Latino en Los Angeles, es a decir de Luis Valdez una de las pocas estrellas que hay en la cinematografía chicana. “Los actores, hombres y mujeres, son los caballos que jalan el vagón en Holywood, no hay estrellas, ese ha sido uno de los retos que tenemos en el cine chicano, porque la primera cosa que nos preguntan los productores es ¿cuál estrella piensas usar? Y hay pocas, muy pocas”. A decir del director, ese uno de los principales obstáculos para obtener el financiamiento necesario para filmar.

A Santana… siguieron otras películas como Sangre por sangre (Blood in blood out, EU, 1993), dirigida por el californiano Taylor Hackford; o Mi Familia (My Family, EU, 1995) de Gregory Nava, también director de la biografía de la cantante de tex-mex Selena (Selena, EU, 1997), cinta que narra el ascenso de la cantante texana que fue asesinada cuando era una de las cantantes más populares en la región.

Las cien mejores

En 1998, el American Film Institute (AFI) presentó una lista de las cien mejores películas estadounidenses. La selección no contenía una sola película dirigida por una mujer o por un miembro de una minoría racial.

En diciembre de ese año, durante una jornada de estudios chicanos, el Aztlán Film Institute presentó su propia selección de las cien mejores cintas chicanas en tres categorías: cortometrajes, películas experimentales y largometrajes. Esta última categoría, abre con

Por favor, ¡No me entierren vivo! (Please, Don’t Bury Me Alive, 1976), el director Efraín Gutiérrez, cinta independiente filmada y exhibida en el sur de Texas, que narra la historia de un soldado chicano que regresa a su tierra natal después de pelear en Vietman. Esta película inspiró a varios directores independientes en México, además de los cineastas chicanos en EU que descubrieron un medio de expresión en el que podían retratar su cotidianeidad. Además de haber sido uno de los primeros ejemplos de un cine bicultural y bilingüe.

Alejado de las grandes producciones de Holywood, el cine chicano siguió creciendo con películas como La balada de Gregorio Cortez (The Ballad of Gregorio Cortez, EU, 1982) de Robert Young, que presentó por primera vez en el cine estadunidense la imagen del héroe latinoamericano.

La cinta cuenta la historia del primer mexicano llevado a juicio en EU, en Texas a principios del siglo XX. El protagonista de la cinta, Gregorio Cortez, escapa a caballo de los Rangers texanos en una historia que le valió un corrido.

Otro de estos esfuerzos independientes fue El norte, de Gregory Nava, que retrata el difícil camino que transitan los inmigrantes guatemaltecos que cruzan México para llegar a Estados Unidos. Esta película tuvo una buena acogida con la crítica y fue una de las primeras de este tipo en ser hablada en español y con actores mexicanos.

El tema de la migración había sido tímidamente tratado por el cine mexicano, uno de los pocos ejemplos es la cinta Espaldas mojadas, dirigida Alejandro Galindo e interpretada por David Silva en 1953.

Órale vato, was sapening

No se puede hacer un recuento de cintas chicanas sin hablar de Born in East LA, distribuida en México con el título de Un pícaro en Los Angeles, donde el comediante Cheech Marin interpreta a Rudy, un chicano que es confundido con un migrante ilegal y es deportado a México por “la migra”. Durante la cinta, Rudy, que desconoce las costumbres mexicanas y sabe muy poco español, intentará “brincar” de vuelta a EU.

Sensacional de chicanos

El Mariachi.

Otra de las cintas que aparece en la lista del Aztlán Film Institute es El mariachi, debut del mago del cine independiente Robert Rodríguez. En esta película, el cineasta texano demostró por primera vez su habilidad para filmar cintas con presupuestos muy reducidos, además de su capacidad para narra una historia llena de secuencias de acción y efectos especiales que se alejan mucho de la sosa narrativa hollywoodense de hoy en día.

De vuelta al origen

En 2010, Zoot Suit volvió a los escenarios teatrales en 2010, con un montaje a cargo de la Compañía Nacional del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Uno de los retos fue traducir el spanglish chicano a lo que Valdez llama “el chilango”. “Tuvimos que trasladar la realidad chicana a un español que entendieran los mexicanos, el chilango, un caló de la Ciudad de México”

“Es un proceso creativo que espero que con cada película vamos a poder comunicar con más destreza nuestra realidad y el detalle de nuestra vida”.

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Autor Lado B
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