Lado B
El mito del homúnculo en el esperma
 
Por Lado B @ladobemx
25 de octubre, 2011
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Mayeli Sánchez Martínez

El objetivo final de todas las intrigas de amor, sean ellas cómicas o trágicas, es realmente de mayor importancia que todos los otros fines en la vida humana. Sobre qué es lo que da vuelta no es nada menos que la composición de la siguiente generación.

A. Shopenhauer (citado por Darwin, 1871)

Alguna vez te preguntaron ¿qué fue primero el huevo o la gallina? Parece algo ocioso estar buscando la respuesta, pero en cierta forma la Biología se dedica un poco a ello, más que desde el sentido de los orígenes, en el sentido de los procesos y las transformaciones. Pero entender esto es complicado para la escala humana, porque el que algo no tenga principio o fin como el universo, que no se pueda definir claramente como el límite entre lo vivo o lo no vivo, nos parece imposible, nosotros tan acostumbrados al nacimiento como origen y a la muerte como fin y aun así buscando lo eterno.

Pero la evolución de la materia es un poco así, algo que tal vez no tiene origen y que se repite y de tanto repetirse deja de ser lo mismo, seguramente en el instante en que leas esto la evolución de la materia de la cual la vida forma parte se esté repitiendo en algún planeta lejano y entonces habrán otras especies, otras formas de organizar la vida y nosotros aquí, tan limitados en nuestro planeta, consumiendo carbono y llevándonos a lo que podría ser nuestro último amanecer como especie.

Pero si bien no podemos definir los límites de lo que es la vida y tenemos que aprender a pensar en movimiento para entenderla, lo que sí sabemos es que todas las especies cumplen ciclos de generación de nuevos organismos y muerte, para las especies que se reproducen sexualmente todo inicia con el encuentro entre un óvulo gigantesco y un pequeño espermatozoide que logra ingresar a su núcleo, en este proceso se conforma un nuevo organismo que a su vez tendrá la oportunidad de reproducirse y morir, y todo lo que ocurre en este ciclo, desde el punto de vista biológico, es estudiado por una de las áreas más hermosas de la Biología llamada Biología del Desarrollo. No te imaginas cuántas cosas fascinantes se estudian ahí. Una de las que me parecía más curiosa es la investigación de la regeneración de la pata del ajolote, y hay quien decía que daría su brazo derecho por conocerla, buen chiste ¿no?

Las preguntas de la Biología del Desarrollo difieren de las otras ramas de la Biología porque no trata de entender las estructuras fijas sino como llegan a ser. Así para algunos biólogos lo importante para entender una población es saber cuántos organismos son jóvenes, cuántos están en edad reproductiva y cuántos son viejos, para los biólogos del desarrollo es fundamental entender cómo se da el cambio entre estas tres etapas. El plantear los problemas de esta forma ha sido muy importante para el avance de la Biología en general y de la Biomedicina, un ejemplo muy notorio se puede observar en la historia de las investigaciones sobre la fecundación.

La historia de la historia de la fecundación

¿Recuerdas haber sentido curiosidad por saber cómo es que se llega a desarrollar un bebé en el vientre de una mujer? Las respuesta no es algo trivial, ni siquiera fácil de contestar hoy en día. Imagina que estás haciendo tu servicio social en un preescolar y un niño de unos 5 años te lo pregunta, tal vez lo primero que pase por tu cabeza es explicarle cómo se da el encuentro sexual en una pareja, pero si lo piensas bien con eso no queda explicado todo. Incluso grandes pensadores occidentales dedicaron parte de su tiempo a entenderlo, por ejemplo Rene Descartes escribió un libro llamado “Tratado del hombre y del feto” en la que postula que el calor hace que las partículas de semen se agrupen y compriman y que esto dé origen al corazón. Otro filósofo destacado, William Harvey, consideraba que la matriz concebía al feto por un efecto de contagio que el varón le comunicaba, pensaba que el feto era producto de una idea de la matriz pero que era el padre el que lo había hecho nacer.

Tal vez te parezcan descabelladas estas hipótesis, pero reflejan dos aspectos muy importantes, el primero es la falta de información, datos o evidencia; hasta ese momento se sabía que en la reproducción humana había un intercambio de fluidos, era evidente la existencia del semen pero no se sabía nada sobre su constitución y era imposible observar el desarrollo del embrión humano. El segundo aspecto es ideológico, el reiterar el concepto de hombre como creador y la mujer como simple depositaria del producto.

Con la invención del microscopio vino un descubrimiento inesperado, ¡la existencia de los espermatozoides! Pero no era clara su función, cuando Leeuwenhoek los vio por primera vez pensó que eran animales parásitos que vivían en el esperma pero después empezó a creer que los espermatozoides eran como una semilla que contenía un pequeño embrión dentro y que eran plantados en una mujer. Nicolas Hartsoeker el co-descubridor de los espermatozoides también pensaba que dentro de ellos había un pequeñísimo hombre -homúnculo- dentro del espermatozoide. En esa época se trató por todos los medios de observarlos, de probar que existían, pero evidentemente nunca pudieron hacerlo. Posteriormente se postuló que era en el óvulo femenino en el que se encontraba el pequeño homúnculo.

Muy en el fondo estas teorías se apoyaban no en evidencia natural cotidiana sino en la matemática, en la posibilidad de la infinitud de los números, así, en realidad, el primer hombre o la primera mujer habían contenido a todos los seres humanos existentes.

¿Has visto esas muñecas rusas que tienen una muñeca dentro más pequeñas y esa a su vez contiene otra muñeca dentro y a su vez otra? Algo así se imaginaban. A todas estas teorías se les llama preformistas. Podrías pensar que el argumento más fuerte para que el preformismo no fuese aceptado vendría de la falta de evidencias, sin embargo uno de los argumentos más importantes fue que esto implicaba mucho “desperdicio de vida potencial”.

Actualmente investigaciones que vienen desde la Biología del Desarrollo han podido mostrar evidencias de lo complejo y fascinante que es el proceso de fecundación. A grandes rasgos se han reconocido 4 etapas: el encuentro entre gametos (óvulo y espermatozoide), la regulación de la entrada del espermatozoide en el óvulo, la fusión del material genético y la activación del metabolismo de la célula huevo o cigoto para dar comienzo al desarrollo.

La pregunta central que se hace la biología del desarrollo es “¿cómo hace el gameto femenino fecundado para dar origen al cuerpo del adulto?»

En el campo de la biología ahora es evidente que no son los varones los creadores de los nuevos humanos y que las mujeres no son sólo la tierra en la cual se planta un organismo, sin embargo no estoy segura que esto trascienda a la vida cotidiana, en la práctica algunas leyes se hacen parecer que las mujeres seguimos siendo macetas.

Para saber más del tema puedes consultar:

Gilbert, S. 2005 Biología del Desarrollo. de. Médica Panamericana.

Rostand, J. 1994 Introducción a la historia de la biología. Planeta-Agostini.

Correia, Clara Pinto. 1997 The ovary of Eve: egg and sperm and preformation. The University of Chicago

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