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Políticas públicas y calidad educativa: de la operación a la cooperación
Los días 22 y 23 de este mes de septiembre, tuvo lugar en la Ibero Puebla el 2º Congreso Estatal de Educación: “Modelos, enfoques y políticas educativas para el siglo XXI” coorganizado por el Sindicato Estatal de Trabajadores de la Educación de Puebla y la Universidad Iberoamericana.
Por Lado B @ladobemx
27 de septiembre, 2011
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Martín López Calva*

Los días 22 y 23 de este mes de septiembre, tuvo lugar en la Ibero Puebla el 2º  Congreso Estatal de Educación: “Modelos, enfoques y políticas educativas para el siglo XXI” coorganizado por el Sindicato Estatal de Trabajadores de la Educación de Puebla y la Universidad Iberoamericana.

Una de las conferencias magistrales estuvo a cargo del Dr. Carlos Muñoz Izquierdo, connotado investigador educativo de prestigio nacional e internacional. La conferencia titulada: “Resultados de las políticas educativas que se han implementado en México desde el siglo XX, y características de las que actualmente son necesarias” presentó un análisis muy completo de las políticas públicas que el Estado mexicano ha puesto en marcha para la mejora de la calidad educativa, con resultados que resultan profundamente preocupantes.

La presentación partió de tres condiciones indispensables para que el sistema educativo tenga un funcionamiento eficaz y equitativo. Estas condiciones son: Equidad oportunidades de acceso, equidad de oportunidades de permanencia evitando retrasos en el aprendizaje y equidad de oportunidades de conclusión de cada ciclo escolar en los tiempos establecidos y habiendo obtenido las competencias indispensables para el futuro desempeño de los roles sociales en que se encontrarán los alumnos en el futuro.

Los resultados muestran que existe una gran inequidad en el ingreso, permanencia y egreso de los estudiantes de distintas regiones del país. Por ejemplo, en el año 2000, el porcentaje de población analfabeta entre 25 y 30 años de edad era en el Distrito Federal del 1% mientras en Chiapas era del 16% y la población del mismo rango de edad que no terminó la primaria era en el Distrito Federal de 3.6% y en Chiapas del 24.2%.

Los datos dicen además, que si bien la cobertura educativa se ha venido incrementando, la exclusión del sistema educativo es muy alta entre la población de niños que se encuentran en situación de “pobreza alimentaria”. Para el año 2010, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) mostraba que el nivel de exclusión era del 25.5% para la cohorte de 6 a 11 años de edad, de 39.2% para la de 12 a 14 años, y 47.6% para la cohorte de 15 a 17 años.

Además de ello, como es bien sabido, los resultados de los niños y adolescentes mexicanos en la prueba internacional PISA, diseñada por la OECD, muestra que el porcentaje de estudiantes con  un nivel inferior al mínimo requerido es de un 60.2% para el caso de Ciencias, un 55.4% para Lectura y un 65% en Matemáticas.

A partir de estos datos, que muestran un alto nivel de ineficacia y de inequidad en nuestro sistema educativo, el investigador presentó un análisis de algunas políticas públicas instrumentadas en las últimas décadas como:  Enciclomedia, útiles escolares, Carrera magisterial, Oportunidades, Escuelas de calidad (PEC) y Auxiliares didácticos.

Las conclusiones afirman que todas estas políticas han mostrado resultados muy pobres en cuanto a la mejora de los resultados del desempeño de los estudiantes principalmente por su dispersión, es decir, porque todos ellos han sido diseñados y aplicados de manera desarticulada, además de que no muestran haber sido instrumentados de una manera racionalmente planificada sino más bien aleatoria.

La combinación de varios de estos programas de manera simultánea ha mostrado eficacia en el incremento del desempeño de los estudiantes pero a un costo económico que parece muy alto, además de que esta combinación de políticas no ha sido instrumentada en las regiones de mayo marginalidad.

A partir de lo presentado en esta conferencia, se puede concluir que el problema de ineficacia y de inequidad de nuestro sistema educativo no está siendo provocado por una falta de inversión ni por carencia de políticas públicas dirigidas hacia la mejora sino por la falta de planeación y articulación de estas políticas e inversiones, es decir, por la operación aislada de programas y la falta de una visión de conjunto en el diseño y aplicación de los mismos.

Ante esto resulta indispensable una reflexión acerca de los factores que pueden llevar a nuestro sistema educativo a pasar de la operación desarticulada a la cooperación interdisciplinaria e interinstitucional que pueda lograr que las políticas y programas tengan el impacto que nuestros educandos merecen y el país necesita con urgencia si quiere salir de la crisis estructural en la que se encuentra.

*Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y académico numerario en la Universidad Iberoamericana Puebla. Ha hecho dos estancias postdoctorales por invitación del Lonergan Institute de Boston College (1997-1998 y 2006-2007) y publicado diecisiete libros, cuarenta artículos y seis capítulos de libros. Actualmente es coordinador del doctorado interinstitucional en Educación en la UIA Puebla. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 1), de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores (REDUVAL), de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación (ALFE) y de la International Network of Philosophers of Education (INPE). Trabaja en las líneas de Filosofía humanista y Educación, Ética profesional y Pensamiento complejo y Educación. Ha trabajado como formador de docentes en diversos programas y universidades desde 1993.

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