La corrupción no está en la naturaleza de los mexicanos, como dicen algunos. No existe un genoma especial entre la población, o algo en el clima que condicione prácticas ilícitas; hay factores sociales, económicos, y culturales que la motivan.
Tan sólo el costo promedio por “mordida” es de 165 pesos, asegura el investigador y catedrático del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Miguel Carbonell. Lamentablemente –dijo de forma irónica- la terrible inflación influyo de manera crítica, ya que en 2007 la extorsión costaba 25 pesos en promedio.
Durante su participación en el Tercer Coloquio de Derecho en la Fiscalización Superior, organizado por el organismo en la materia (OFS), detalló que los estudios sobre el particular señalan que a mayor democracia, menor corrupción.
Los regímenes autoritarios son “la encarnación de la corrupción”, pues la celebración de elecciones no garantiza la erradicación del problema, ni mucho menos que exista democracia en un país, tal fue el caso de Porfirio Díaz (ganó 5 comicios) y el partido hegemónico (PRI) que gobernó por más de 70 años en México sin permitir la alternancia, precisó.
Durante su ponencia “La Corrupción: Tipología y Causa” aludió al Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno 2010 que documenta la percepción de los mexicanos en este sentido. Puntualizan que las prácticas corruptas se originan cuando se requiere atención médica de urgencia, para obtener constancias o exámenes de admisión en escuelas públicas y conseguir un préstamo para vivienda o negocio.
Partidos políticos, los más corruptos
Los mexicanos calificaron a las instituciones en una escala del 1 al 5. Los partidos políticos ganaron la nominación como los más corrompidos, le siguió la policía, el Poder Judicial, los legisladores (locales y federales), y los servidores públicos quienes se colocaron en el número 5 del ranking.
Para mejorar la percepción ciudadana los gobiernos implementan estrategias, pese a ello el 52 por ciento de la población encuestada considera que las medidas son ineficaces, el 26 por ciento que no son funcionales y el resto opina que simplemente no sirven.
Por tal motivo se justifica que el 76 por ciento de la población, o sea, 82 millones de personas, perciba que la corrupción es generalizada y no exclusiva de un sector. Sobre todo porque 3.5 personas de cada 10, siente que ha sido víctima de corrupción.
¿Qué factores favorecen la corrupción?
Aunque pueden existir diversas causas, para el catedrático de la UNAM hay escenarios que favorecen la corrupción.
Miguel Carbonell sugiere que la erradicación de la corrupción es factible si se siguen dos vías: Transparentar la función pública e inculcar una nueva ética pública.
La rendición de cuentas en los gobiernos motiva a los ciudadanos a evitar la corrupción, toda vez que este acto será de conocimiento público y sobre todo “se predica con el ejemplo”.
Como muestra de implementar una nueva ética pública, el académico enunció a funcionarios
éticos cuyas acciones erradicaron prácticas ilícitas.
En noviembre de 2008, el ex subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, Noé Ramírez Mandujano, fue detenido por supuestos nexos con el cártel del Pacífico, ya que recibía 450 mil dólares mensuales a cambio de información oficial. La indagatoria se originó por una denuncia anónima, aunque se presume que funcionarios del gobierno denunciaron el hecho.
De este modo, Miguel Carbonell, opinó que hay herramientas para erradicar la corrupción, “lo malo es que a los políticos les hacen falta pantalones… o faldas, para no discriminar”.