Lado B
Amy, igual a Frank
 
Por Lado B @ladobemx
29 de julio, 2011
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El Espacio del Mono.

Adrianísima Errevé*

Ha ingresado a “ese estúpido club” como lo llamó la madre de Kurt Cobain, cuando éste se suicidó en 1994. Murió sola, rodeada del misterio sobre si fue una sobredosis o el deterioro interno, literal o emocional de su cuerpo lo que evitó para siempre otro intento de Rehab.

Cuándo y donde nació; a qué escuela fue, cuántos premios ganó, son datos que encuentras en Internet fácilmente; sobretodo ahora. Sin embargo, la mejor manera de acercarse a ella es escucharla hablar, siempre Frank (franca).

Con ésta palabra precisamente, nombró su primer álbum, no sólo porque uno de sus “héroes” era Sinatra, sino porque quería ligar su sonido y su mensaje con “una palabra fuerte y directa”. Su estilo, siempre franco, nunca persiguió el triunfo en los charts. El que siempre buscó fue el triunfo emocional.

Justamente en una de tantas entrevistas que vuelan en YouTube, explica que lo que quería, al mostrar su primer álbum, era que los niños, los jóvenes, pensaran que “podían escribir lo que quisieran”, que no tenían por qué sonar como Dido, Robbie Williams o entrar a Pop Idol, para hacer música y llegar a algún sitio con ella.

Decidió desde los 13 años que su vida musical seguiría el rumbo del jazz y el hip hop, admirando a gente como Dinah Washington, Minnie Ripperton, The Ronettes o Carole King, porque Kylie Minogue y Take That, lo que sonaba cuando era pequeña no significaban nada para ella “emocionalmente”. Escribir música fue un reto que abrazó por esta razón.

Personalmente creo que hay una #doblemoral que distrae nuestra atención de su talento. Muchos de nosotros conocemos a alguien tan “desenfrenado” como ella; la diferencia es que no los persigue ningún paparazzo (mrpaparazzi.com, por ejemplo) que haga de una borrachera o una salida a comprar kebabs un evento para persignarse.

Un comentario estúpido, de tantos en las redes, decía que si hubiese grabado en los 60’s, sería una cantante más de los girl groups. Pero nació en 1983, y con 19 años estaba escribiendo las progresiones de jazz y letras de un alma vieja. Vela aquí tocar la guitarra y cantar como nadie el año en que Britney se quejaba porque no la dejaban vivir con «My prerogative».

Los rumores se apilan ya para convertirla en leyenda, diciendo que sufría un insomnio insoportable y alucinaciones por las que veía ratones trepando por sus piernas, o gente saliendo de los espejos. Una ironía, casi cruel, es que su madre se llama… Janis.

Se dice que hay muchísimo material para un disco póstumo; mismo que habría sido rechazado por su disquera, debido a que sonaba “demasiado” a reggae. Su papá, Mitchell Winehouse, el extaxista/cantante dice que murió feliz, y su último novio, Reg Traviss, lo confirma tras decir que estaba muy entusiasmada por asistir con él a la boda de unos amigos y que su preocupación era qué vestido se iba a poner. Confiemos en que haya sido así.

No encontraríamos defecto en un Pollock o en una pieza de Rachmaninoff: dejemos de pensar que debería estar aquí aún. La vida de Amy es en sí una obra completa.

*@theadrianisima

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